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domingo, 1 de febrero de 2015

SENTENCIAS DE HUMO: VICTORIAS.

En vista de que mi ebook de Sentencias de Humo, no se vendió.Ni siquiera hizo onditas jaja, he decidió publicar algunas historias que ya había borrado, no publicare las más nuevas, pero bueno algo es algo.


Les comparto nuevamente esta historia vieja que es el capítulo 12 en el ebook, cuídense, ciao:D



VICTORIAS.




Agitado, sudando frio, dando mil vueltas sobre la cama…


¡No, el ya no está a mi lado!…

Dormito, quiero conciliar el sueño… No, puedo dormir… Dejo de fingir… Y miro el techo, recordando mi pasado, mis triunfos…

Mis logros…

Alan, grita mi madre… Recuerdo tenía 8 años la defiendo de mi padre, aquel hombre que trata de golpearla…

Termino con una patada adolorido… Y me pregunto...

¿Por qué ella está ahí?...

Pasa el tiempo… Lo mismo siempre, un hombre alcohólico, vividor e infiel…

¡No, yo no puedo salvarla!…

Preferí huir… Y un mal día me di cuenta…

Que los años habían pasado en mí, y que yo me convertí en mi padre… ¡Y no lo pude parar!…

La vida me cegó, la gente me cegó… Todos me decían como tenía que ser… Como tenía que maltratarlas a todas esas mujeres para ser un verdadero hombre… Esas mujeres ilusas que no hicieron otra cosa que creer en mis palabras, en mis mentiras…

¡Que me quisieron y yo las destrocé!…

Las use a todas…

En todas veía a mi madre, a todas las castigaba por haberme hecho vivir en aquel infierno donde el amor nunca cupo.

Me evadía en sus cuerpos logrando a veces erecciones otras no…

Siempre les pintaba lo que querían ver, todo para lograr un encuentro, luego de tenerlas unas semanas las abandonaba, hallaba cualquier excusa y las dejaba.

Ellas tenían la culpa por ser unas prostitutas, por ceder a sus impulsos, cuando solo nosotros los hombres podemos sentir…

Cuando la pureza de las mujeres radica en nunca sentir, en aguantar a un hombre tan hermoso como yo y servir, siempre servir.

Luego recuerdo a mi madre y me pregunto…

¿Qué paso conmigo?…

En qué momento me corrompí…

No, lose, las cosas se pusieron tan difíciles y en el trayecto a mi adolescencia para mi mala suerte, comenzaron a gustarme los hombres.

Y no podía decirlo…

Mi padre me odiaba, sentía envidia o repulsión hacia mí…

Si él lo supiera, yo nunca tendría su amor, su aprobación…

Y me volví un monstruo fingiendo sentimientos…

Todo para que se sintiera orgulloso de mi…

El, mis amigos… El país donde estaba, tenía que estar a la altura de las circunstancias.

El mundo, la sociedad todo estaba a mi favor.

Comencé a usarlas a todas, fingía amor… Fingía noviazgos, las llevaba a casa para que mis padres las vieran…

Y no se dieran cuenta que por dentro me moría, que mi amante estaba tan cercano a mí y ellos jamás podrían aceptarlo.

Pero sufría tanto al tratar de besarlas… Porque ellas, no eran el…

Con los años me acostumbre al sexo… Me volvió un tipo frio, cruel y despiadado, que solo pensaba en su placer, nunca en el de ellas…

Era tan hipócrita que era para mí muy fácil mentir, herir y esconder la verdad…

A todas las engañaba en sus narices y ninguna lo notaba…

Eran tan ingenuas… ¡Que se podía esperar de mujeres!

A todas les quite la inocencia, si es que alguna lo era… Y ninguna logro quitarme mi amor eterno por los hombres.

Fue la crianza, fue el siempre tratar a la mujer como si la odiáramos lo que termino aplastándome.

Y ellas ya no resultaban apetecibles, si no las usaba, si no les arrancaba el corazón, sus dulces sentimientos…

A pesar de ser un hombre inteligente, no podía dejar de odiarlas…

En el fondo era a mi madre a la que detestaba o era tan solo a mí, porque el mundo me había hecho pagar, cuando el que tenía que pagarlo era el…

A cuantas mujeres no abre usado… A cuantas mujeres no habré engañado e insultado después de abandonarlas…

De cuantas mujeres no me habré reído con mis amigos, diciéndoles que eran el número 300… Que hacia tales ruidos y tenía ciertas proporciones.

Con cuantas mujeres no abre tratado de esconder a mi amante…

Las largas noches en el edén de sus tibios brazos, resguardándome de todo el dolor que había pasado.

Y afuera yo era una eminencia, yo era un gran hombre…

Un tipo listo, totalmente exitoso, vivía en el paraíso de lo que todo hombre quiere ser, debe ser… Y que yo sabía ese camino, siempre llevaba a lo mismo.

En eso siento que alguien se sienta a mi lado…

Y me dice:

-Lo pudiste evitar… ¡No lo crees!...

Su sufrimiento, sus lágrimas, hundirlas…

- ¿Alguna vez te has hecho un examen de ETS o VIH Alan?…

- ¿Alguna vez usaste condón?

- ¿Alguna vez sentiste algo por una?…

- ¿Alguna vez pensaste que si fueras realmente tan inteligente, lo pudiste evitar todo?…

- ¿Alguna vez se te ocurrió, pensar en lo que te digo?…

Asustado logro distinguir su rostro… Es una bestia sentada a lado mío, un rostro animal, con unos enormes colmillos, con unos enormes ojos rojos, me habla con su voz grave, monstruosa, en millones de ecos que traspasan mi mente, mi calma…

Quisiera gritar, pedir auxilio y no puedo… Comienzo a respirar agitadamente, mi corazón no deja de latir…


¡Y nadie me escucha!… El hombre animal sigue hablando conmigo…

Sigue sentado al lado de mi cama, en la oscuridad de la noche, de mi solitario cuarto.

-¿Por qué haces de tu vida un infierno Alan?… ¿Por qué no simplemente te aceptas y dejas las faldas, la crueldad a las mujeres?...

-Si tu novio no te acepta, ya encontraras otro…

-¿Por qué les haces pagar a ellas?...

- ¿Porque eres tan mentiroso?...

-Tan cruel, enamorándolas… Lo pudiste evitar, les pudiste decir que no las amabas, que solo jugabas y no lo hiciste, preferiste comportarte como un cerdo, como un patán… ¿y sigues culpándola de tu falta de placer?…

-De tu estupidez humana…

-¿Dime fanfarrón, si eso son tus únicos logros?

- ¿Vamos eminencia, dime que has logrado aparte de quitar virginidades y arrancar sentimientos?…

- No, te escucho…

Solo escucho el ruido de tu orina en tus pantalones

-Tú y tus logros de niñito inmaduro, de viejo precoz, de infame moralista.

¿Alguna vez las dejaste con una sonrisa?, ¿Alguna vez las llevaste al éxtasis maricón?…

-¡Oh, estas llorando!…

… Quieres que le hable a tu novio, para que te abrase… Para que a los dos les diga, que han sido unos idiotas por esconder su amor tras una cortina de humo…

¡De mi hermoso humo!

Quemándose en el fuego donde los dos se aniquilan y yo lo disfruto

¿Cuál prestigio?, ¡No tienes nada Alan!…

Solo te evades haciendo sufrir mujeres, mientras no consigues el verdadero amor, mientras cargas un pesado antifaz y no le gritas a tus padres lo que eres… Y no importa, eso es más sincero que en el monstruo mentiroso, que te has convertido.

- ¿Dime Alan, alguna vez te duele la conciencia, te quema la conciencia por ser un hombre con éxitos vacíos?...

Por hacer sufrir también a tu amante, solo por ser el orgullo de alguien que ni siquiera te importa, ni le importas.

- Deberías pedirle perdón a cada una, por usarlas, por hacerlas sentir sucias y culpables… Al menos por que ni un placer les pudiste otorgar, porque tal vez con tu modo de vida hasta una ETS les contagiaste…

- Nuevamente te pregunto: ¿Dime Alan, alguna vez te duele la conciencia, te quema la conciencia por ser un hombre de éxitos vacíos?

- Sin poder moverme del todo, pude decirle un “si” mental…

El monstruo leyó mi mente y me dice enojado, furioso…

- ¿Si Alan?, Si has sentido mi infierno, ¡tu muerte!…

- Tu exilio…

- Retumba nuevamente mi cabeza, mi calma…

- El monstruo, lo visualizo por completo es un hombre lobo… 
- Aúlla intensamente…

- Y arranca mi cabeza…

- La sangre escurre por toda la cama, la cara del lobo esta bañada en mi sangre… Mientras este destroza y rompe mi cráneo como una nuez, yo sigo sintiendo todo.

Con sus garras destroza ahora mi cuerpo, saca mis viseras… Mi corazón con una garra lo aplasta, la sangre brota, explota como una bomba y el ríe.

Y vuelve aullar en un aulló burlesco, mientras se disuelve en un humo azul…

- Grito intensamente.

Y ahí, justo en ese momento…

Siento toda mi deplorable humanidad…

-Despierto llorando…

No puedo calmarlo, no puedo dejar de sentirme una basura, un ser corrupto, otro hombre del montón que se lo comió el lado oscuro por voluntad propia…

¡Que pudo comportarse de otra manera y no quiso!…

¡Que solo debió salvar a su madre, en vez de juzgarla!… Que ya todo había pasado y no tenía sentido mi crueldad hacia ellas… Pues mi felicidad no estaba en ellas o en lo que otros quisieran, si no tan solo en mí.

Que sabía que era cada valor y no quiso aplicarlo.

Me evadí… Acumule tantas victorias, logros que no significaban nada… Acosta de acabar inocencias, destrozar corazones… Y llenar de placer a personas que no me importaban.

Y me manche no siendo yo, me sentencie a ser juzgado, con la única condena de sentir mi maldad invirtiéndose hacia su verdadero huésped…

Me hundí de por vida en la culpa, el insomnio y mi patética realidad, esa que ni cientos de corazones reventados me podían arrancar…

No era nada de lo que decía, de lo que conquistaba y tocaba cada uno de sus corazones… Solo un pobre monstruo, peor que el verdugo de mis sueños… Otro canalla de los que abundan haya afuera, sin ningún beneficio…

¿Y qué?... Luego reí…

Después de todo aquí solo existe el mal y los ilusos, los ingenuos siempre lo han de pagar…

"…Una mano bajo la cama agarra mi cuello y corta mi yugular…”




FIN 



Si desean leer la primera historia de “Sentencias de humo: Esencia”, pulsa este link.





Historia creación de Cecy Gutiérrez, todos los derechos reservados.

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