Hola, nuevamente aquí esta con una historia un tanto triste y realista que viví con una mascota que duro muy poco.
Acordándome de ella, escribí su historia sin llegar a nada importante, más que la nostalgia, espero les agrade, cuídense, ciao:D
Entonces supe que estaba muerto…
Aquel perro triste que un día salve… La felicidad le duro muy poco…
Recorrí su cuerpo, queriendo hallar la causa de su muerte… Queriendo hallar señales de un envenenamiento, pero no encontré nada….
Igualmente pensé que había sido atropellado, pero tampoco se le veían golpes…
A pesar de no hallar señales, mi experiencia vivida en aquel lugar, me confirmaba que talvez si fue envenenamiento…
Vivía a lado de vecinos alimañas, envidiosos, con odio rotundo a la felicidad o a los animales de otros…
Que yo sabía había sido uno de ellos, seguro de los que más nos odiaban y gastaban su tiempo molestando, queriendo que uno los notara, cuando no pasaban por nuestro mundo… En si pelusa humana.
Al recordar como la vida me hizo conocer aquel perro de raza Chow chow abandonado, me dio una terrible tristeza y quise narrar esta historia, a la que daría todavía una descripción más trágica tratando de descifrar su vida pasada, antes de que nosotros intentáramos salvarlo…
Todo con tal de enternecer alimañas humanas semejantes a mis vecinos o simplemente para tratar de comprender la vida sumamente triste de aquel perro…
Que para la naturaleza era tan solo un ser vivo más habitando su planeta, respirando y expirando su oxígeno y nada más… Sin importancia, sin nada trascendente, más que la locura de existir…
Lo conocí por que se instaló en la casa abandonada frente a mi casa, donde estacionaba mi auto…
Cuando intente estacionarlo, el perro no se quitaba, tuve que apretar el claxon para que se asustara y aun así no se quitaba…
Pensé que estaba muriendo, pues no se movía… Su pelaje estaba sucio y sus ojos legañosos.
Después de tiempo se quitó de mi camino, pero su caminar era lento y su mirada sumamente triste…
Al salir de mi auto, me acerque a él y lo toque con mi pie para corroborar su estado… Ahí me miro, supe entonces que no estaba enfermo, pero estaba totalmente deprimido.
Eso fue lo que más llamó mi atención…
Deje de observarlo y regrese a mi casa, pensando en el…
Las siguientes veces que lo vi, veía como se ponía en medio de la calle de rato como deseando que alguien lo atropellara…
Pasaba sus días recostado en el frente de aquella casa abandonada, y yo me perdía en sus ojos…
Quería arrancar su tristeza, pues al mirarlos, no hacían otra cosa que recordarme a mí…
Luego pensé: ¿en cómo había llegado ahí?... Y supe entonces, que era otro más de esos perros que la gente gusta solo cuando son cachorros, para luego aburrirse en el transcurso de su crecimiento, y abandonarlos sin ningún remordimiento…
Y en aquel lugar en el que solía vivir, era usual ver desfilar cada cierto tiempo a cantidad de perros abandonados que la gente tiraba, en lo creían era los más apartado de la Ciudad, para que no supieran como regresar a sus casas.
De esa misma forma, había adoptado también a mis otras dos perras.
Pero ninguno tenía, esa apatía, esa odio a la vida… Y esa enorme ganas de solo desaparecer, no moviéndose o aventándose a los carros para que lo atropellaran.
Luego pensé que talvez si había tenido un dueño, pero igual ya había pasado mucho tiempo vagando conociendo lo peor de la gente… Y que había llegado después de mucho tiempo ahí, cansado de caminar, de hallarle una respuesta a su existencia y al por qué no lo quisieran, sin lograr dar con una…
Y teniendo que arreglárselas con la vida, quisiera o no quisiera, caminando por caminar, existiendo por existir…
Sin que por su cabeza pasara la idea de un dios salvador, tan solo pasajes desolados que le regalaban la realidad de una vida injusta, llena de creaturas maléficas llamados humanos…
Del cual el mundo era suyo… Impotente sin poder hallar una salida, un habitad en la cual vivir con sus semejantes, como lo hacen otros animales salvajes, y siendo ahora solo una creación domesticada en una Ciudad Urbanizada, diseñado tan solo para satisfacer los deseos mundanos de la raza humana.
Solo… Sin rumbo…
Sumergido en una inmensa hambre, que con el tiempo se le fue olvidando, para desencadenar en una inmensa tristeza que al pasar los días se convirtió en resignación y en unos deseos enormes por desaparecer y dejar esa tragicomedia.
Donde sus deseos y anhelos no tenían cabida, más que estar a la merced de gente basura a la cual tampoco les interesaba su existencia.
Al pasar los días decidí llevarle croquetas, pero le temía, quería acariciarlo y él no se dejaba…
O pensaba que se molestaría y me mordería… Y el huía de mi o no se inmutaba por ellas, seguía acostado sumergido en su tristeza y en su ganas de ya no existir, que no las comía…
Luego pensé que moriría si seguía así…
Luego de una semana, empezó a comerlas…
Después de varios días, ya movía la colita, se dejaba acariciar y daba vueltas a mi casa…
Pensé en adoptarlo, pero ya tenía dos perritas… Sin embargo con el tiempo, dejo de importarme el tener a las otras dos perras y lo adoptamos.
Lo bañamos, le cortamos un poco de su pelaje en mal estado, lo alimentamos… Lo apodamos peluche, y lo dejamos en el frente de la casa, donde aprendió a convivir con las otras dos perras…
Se veía hermoso, y cada vez que lo bañábamos se ponía feliz, a dar vueltas…
Aquel semblante triste había desaparecido con el tiempo… La vida le daba otra oportunidad o bien nosotros, después de tanto tiempo…
Y yo me veía en él, encontrando esperanzas…
Su manera de ladrar era imponente, al igual que su físico… Al estar limpio se veía muy fuerte…
Y la gente ya no lo veía como un perro abandonado, ahora deseaban tenerlo y otros matarlo, pues no gustaban de que un perro les ladrara.
Pero ese chow chow era una adoración, no le hacía nada a nadie.
Así su felicidad duro medio año, para luego abandonarme…
Me sentí muy triste, recordé que el haberlo rescatado no había sido casualidad, pues ya antes había perdido a otro perro Pit Bull por una enfermedad y que no solo en sus ojos me veía a mí, sino también a esa otra mascota…
Llegue a pesar que Peluche, solo fue un poco más de Taz, acompañándonos nuevamente para olvidar su deceso, para luego volver a irse.
Luego supe que no… Era solo la vida, volviéndome a reflejar su oscuridad, su injusticia y esa regla infalible suya de no dejar que alguien sienta demasiada felicidad.
Haciéndonos ver nuestra diminuta y frágil existencia, siempre a su merced, a sus deseos… Siendo su cretino experimento fallido, ese al cual nunca toma importancia, solo en aquel momento, que supongo es cuando ya no le servimos.
Metí el cadáver de peluche en una bolsa, luego lo fuimos a tirar… Para finalmente entender que la vida solo es eso…
Pequeños instantes de felicidad, llenos de excesiva tragedia…. Sin marcar ningún punto importante en la vida del planeta, solo en la de uno mismo y la de algunos seres cercanos, si así se desea…
Pero siempre predominando lo oscuro, lo Puta de la vida, hasta con lo más inocente… Ni hablar así es la existencia.
Historia creación de Cecy Gutiérrez y Excéntrica Zona Alterna, todos los derechos reservados.
Acordándome de ella, escribí su historia sin llegar a nada importante, más que la nostalgia, espero les agrade, cuídense, ciao:D
Mi perro triste…
Vi su cuerpo inmóvil en la entrada de mi ex-casa, junto aquel árbol… Pensé que fingía dormir, pero estaba totalmente tieso…Entonces supe que estaba muerto…
Aquel perro triste que un día salve… La felicidad le duro muy poco…
Recorrí su cuerpo, queriendo hallar la causa de su muerte… Queriendo hallar señales de un envenenamiento, pero no encontré nada….
Igualmente pensé que había sido atropellado, pero tampoco se le veían golpes…
A pesar de no hallar señales, mi experiencia vivida en aquel lugar, me confirmaba que talvez si fue envenenamiento…
Vivía a lado de vecinos alimañas, envidiosos, con odio rotundo a la felicidad o a los animales de otros…
Que yo sabía había sido uno de ellos, seguro de los que más nos odiaban y gastaban su tiempo molestando, queriendo que uno los notara, cuando no pasaban por nuestro mundo… En si pelusa humana.
Al recordar como la vida me hizo conocer aquel perro de raza Chow chow abandonado, me dio una terrible tristeza y quise narrar esta historia, a la que daría todavía una descripción más trágica tratando de descifrar su vida pasada, antes de que nosotros intentáramos salvarlo…
Todo con tal de enternecer alimañas humanas semejantes a mis vecinos o simplemente para tratar de comprender la vida sumamente triste de aquel perro…
Que para la naturaleza era tan solo un ser vivo más habitando su planeta, respirando y expirando su oxígeno y nada más… Sin importancia, sin nada trascendente, más que la locura de existir…
Lo conocí por que se instaló en la casa abandonada frente a mi casa, donde estacionaba mi auto…
Cuando intente estacionarlo, el perro no se quitaba, tuve que apretar el claxon para que se asustara y aun así no se quitaba…
Pensé que estaba muriendo, pues no se movía… Su pelaje estaba sucio y sus ojos legañosos.
Después de tiempo se quitó de mi camino, pero su caminar era lento y su mirada sumamente triste…
Al salir de mi auto, me acerque a él y lo toque con mi pie para corroborar su estado… Ahí me miro, supe entonces que no estaba enfermo, pero estaba totalmente deprimido.
Eso fue lo que más llamó mi atención…
Deje de observarlo y regrese a mi casa, pensando en el…
Las siguientes veces que lo vi, veía como se ponía en medio de la calle de rato como deseando que alguien lo atropellara…
Pasaba sus días recostado en el frente de aquella casa abandonada, y yo me perdía en sus ojos…
Quería arrancar su tristeza, pues al mirarlos, no hacían otra cosa que recordarme a mí…
Luego pensé: ¿en cómo había llegado ahí?... Y supe entonces, que era otro más de esos perros que la gente gusta solo cuando son cachorros, para luego aburrirse en el transcurso de su crecimiento, y abandonarlos sin ningún remordimiento…
Y en aquel lugar en el que solía vivir, era usual ver desfilar cada cierto tiempo a cantidad de perros abandonados que la gente tiraba, en lo creían era los más apartado de la Ciudad, para que no supieran como regresar a sus casas.
De esa misma forma, había adoptado también a mis otras dos perras.
Pero ninguno tenía, esa apatía, esa odio a la vida… Y esa enorme ganas de solo desaparecer, no moviéndose o aventándose a los carros para que lo atropellaran.
Luego pensé que talvez si había tenido un dueño, pero igual ya había pasado mucho tiempo vagando conociendo lo peor de la gente… Y que había llegado después de mucho tiempo ahí, cansado de caminar, de hallarle una respuesta a su existencia y al por qué no lo quisieran, sin lograr dar con una…
Y teniendo que arreglárselas con la vida, quisiera o no quisiera, caminando por caminar, existiendo por existir…
Sin que por su cabeza pasara la idea de un dios salvador, tan solo pasajes desolados que le regalaban la realidad de una vida injusta, llena de creaturas maléficas llamados humanos…
Del cual el mundo era suyo… Impotente sin poder hallar una salida, un habitad en la cual vivir con sus semejantes, como lo hacen otros animales salvajes, y siendo ahora solo una creación domesticada en una Ciudad Urbanizada, diseñado tan solo para satisfacer los deseos mundanos de la raza humana.
Solo… Sin rumbo…
Sumergido en una inmensa hambre, que con el tiempo se le fue olvidando, para desencadenar en una inmensa tristeza que al pasar los días se convirtió en resignación y en unos deseos enormes por desaparecer y dejar esa tragicomedia.
Donde sus deseos y anhelos no tenían cabida, más que estar a la merced de gente basura a la cual tampoco les interesaba su existencia.
Al pasar los días decidí llevarle croquetas, pero le temía, quería acariciarlo y él no se dejaba…
O pensaba que se molestaría y me mordería… Y el huía de mi o no se inmutaba por ellas, seguía acostado sumergido en su tristeza y en su ganas de ya no existir, que no las comía…
Luego pensé que moriría si seguía así…
Luego de una semana, empezó a comerlas…
Después de varios días, ya movía la colita, se dejaba acariciar y daba vueltas a mi casa…
Pensé en adoptarlo, pero ya tenía dos perritas… Sin embargo con el tiempo, dejo de importarme el tener a las otras dos perras y lo adoptamos.
Lo bañamos, le cortamos un poco de su pelaje en mal estado, lo alimentamos… Lo apodamos peluche, y lo dejamos en el frente de la casa, donde aprendió a convivir con las otras dos perras…
Se veía hermoso, y cada vez que lo bañábamos se ponía feliz, a dar vueltas…
Aquel semblante triste había desaparecido con el tiempo… La vida le daba otra oportunidad o bien nosotros, después de tanto tiempo…
Y yo me veía en él, encontrando esperanzas…
Su manera de ladrar era imponente, al igual que su físico… Al estar limpio se veía muy fuerte…
Y la gente ya no lo veía como un perro abandonado, ahora deseaban tenerlo y otros matarlo, pues no gustaban de que un perro les ladrara.
Pero ese chow chow era una adoración, no le hacía nada a nadie.
Así su felicidad duro medio año, para luego abandonarme…
Me sentí muy triste, recordé que el haberlo rescatado no había sido casualidad, pues ya antes había perdido a otro perro Pit Bull por una enfermedad y que no solo en sus ojos me veía a mí, sino también a esa otra mascota…
Llegue a pesar que Peluche, solo fue un poco más de Taz, acompañándonos nuevamente para olvidar su deceso, para luego volver a irse.
Luego supe que no… Era solo la vida, volviéndome a reflejar su oscuridad, su injusticia y esa regla infalible suya de no dejar que alguien sienta demasiada felicidad.
Haciéndonos ver nuestra diminuta y frágil existencia, siempre a su merced, a sus deseos… Siendo su cretino experimento fallido, ese al cual nunca toma importancia, solo en aquel momento, que supongo es cuando ya no le servimos.
Metí el cadáver de peluche en una bolsa, luego lo fuimos a tirar… Para finalmente entender que la vida solo es eso…
Pequeños instantes de felicidad, llenos de excesiva tragedia…. Sin marcar ningún punto importante en la vida del planeta, solo en la de uno mismo y la de algunos seres cercanos, si así se desea…
Pero siempre predominando lo oscuro, lo Puta de la vida, hasta con lo más inocente… Ni hablar así es la existencia.
FIN
Historia creación de Cecy Gutiérrez y Excéntrica Zona Alterna, todos los derechos reservados.
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