Hace mucho que no escribía esta recopilación de historias de conspiraciones, y regreso esta vez hacerlo para tratar de despertar mentes inocentes que realmente desean de verdad un cambio y que no son como la mayoría que dice desearlo, pero que vota por el PRI o cualquier partido corrupto.
O que simplemente es esa mayoría sin valores de personas malditas que ahora invaden cada vez mas en exceso el planeta y que uno ya no sabe si son humanos o zombis controlados.
Yo sé que no tiene sentido la historia que escribí, con toda esta ola de entradas de moda pasadas que me ha dado por publicar, pero creo que en algún momento cuando despierten y vean que nada tiene sentido y que estamos llenos de gente horrible, troglodita e ignorante en mayoría.
Me van a entender, sin mas que agregar les comparto la historia, que mas que historia es realidad de mi Ciudad, de mi vida, del mundo con sus sociedades “humanas”, cuídense, ciao:D
El vecino cagon de la alarma.
Aquellos que se tapaban un ojo y que estaban que se cagaban de miedo al verse ya muy expuestos.
No, no así no era la historia… Había un señor excesivamente homosexual que como estaba metido en negocios turbios veía en todos enemigos, tal vez era un policía, tal vez un narcotraficante, tal vez un ex amante ardido, dolido o cualquier delincuente patético.
El caso es que el ingrato no podía vivir feliz si no era molestando a sus vecinos con el ruido de su alarma todo el tiempo, este los vigilaba atemorizado y pitaba su alarma una y otra vez.
Cada vez que uno de sus vecinos se levantaba, comía, iba al baño, prendía la computadora, la apagaba o volvía a entrar a su habitación, sonaba el pip-pip constante que estos deseaban que escuchara para querer intimidarlos.
Y uno ya sabía que era su vecino el pendejo paranoico y obsesivo otra vez jodiendo, al parecer su vida era tan miserable que no tenia algo mas productivo que hacer.
Y con esa misma forma me vigilaban a mi todo el tiempo y pensaban que una era ingenua.
Y como no hacerlo si estábamos en una tiranía, con su humanidad cada vez mas en decadencia llena de humanos que se la pasaban haciendo atrocidades y creían no sentir culpa.
Pero la sentían, les calaba en lo mas profundo y aun con todo el dinero sucio encima, forrados en protección, no podían vivir tranquilos…
Si hubiera un cachorrito mirándolos este seria su enemigo… La maldita droga los tenía tan atrofiados.
¡Y que culpa teníamos los mortales comunes que no los hacíamos en el mundo de su inseguridad, de sus culpas revirtiéndoseles y carcomiéndoles el alma!
Se parecían tanto a esa secta tuerta, que mandaba mensajes a través de sus títeres humanos que se vendieron por dinero.
Mensajes irónicos o directos en sus videos musicales, películas, it girls famosas/os y estampados en la moda.
Mensajes que pensaban que los otros no entendían, deseando o diseñando subconscientemente la muerte a un despierto, queriendo cazar brujas.
Mujeres comunes despiertas que para estos siempre eran brujas diabólicas que los maldecían.
¡Pobres asesinos patéticos, cobardes!
Y así veíamos a cantidad de engendros de sectas malditas, de grupos delictivos o de policías corruptos con el mismo patrón.
Policías municipales que rechinaban sus autos en persecuciones a otros malandros, pero que iban a vigilar a lugares que no tenían nada que ver con la escena del crimen.
Era solo perder el tiempo en sus trabajos, pues preferían mejor dedicarse a molestar civiles.
¡Claro era más fácil!… Y les importaba una mierda si se trataba de mujeres, de niños, estos solían transitar las calles rechinando sus camionetas con todo su abuso de poder y si había un ofendido u ofendida que los insultaba por ser un cerdo y casi atropellarlo.
Entonces regresaban otra vez a darse la vuelta, a querer intimidar a la persona, sacando la mano de la ventanilla de su camioneta y simulando que iba matar al civil común solo porque quiso defenderse.
O si iba en auto el civil común y se enojaban por que estos se le metían sin prender su direccional o simplemente le aventaban la camioneta, entonces se le emparejaban y trataban de intimidarlo con la mirada.
¡Digo, como una persona va a defender sus derechos humanos!
Así pensaban los cavernícolas.
Y la misma historia se repetía siempre, a grados tan aterradores que muchas veces estos impactaban personas en sus autos y los asesinaban, para al final no ser incriminados por estar en el deber del trabajo.
Policías municipales o federales que en vez de proteger trabajan con el crimen organizado o trabajan aislados y ellos hacían el crimen.
Policías que el poder se les había subido a la cabeza y que se sentían inmune a todo.
Es curioso, pero casi siempre donde más policías había, más crimen se cometía…
¡Claro otra farsa del sistema con que nos han lavado el cerebro para dejarnos calmados, para que no haya golpe de estado!
Y sin embargo era hablarle a la nada, las personas estaban sumergidas en un trance hipnótico lleno de consumismo, de evasión de cualquier estupidez.
Mientras que a los que se percataban de la realidad, los vigilaban como perros, los seguidores lamen culos paranoicos que gustaban de vivir en un país o mundo lleno de injusticia, de mierda.
Y ahí estaban los vecinos pagados de sectas o grupos delictivos, o los mismos señores metidos en negocios turbios delirando, vigilando.
¡Pobres diablos!... Habiendo tantos trabajos, por que se meten entonces a trabajar en oficios que saben que terminan mal, que no los dejan estar tranquilos.
Nunca viven, solo se mienten, otros personajes pelusas que dan lastima, que dan pena ajena…
Su manía colectiva por vigilar a los otros que no tienen vela en su panteón putrefacto, no se entiende, no se comprende…
Y a la vez nos grita su sentir, su miedo lacerante, ese que al final los terminara consumiendo en su propio peso a lo más bajo de los infiernos.
La tierra tiembla… Es la naturaleza deshaciéndose de la mierda.
Mensajes que pensaban que los otros no entendían, deseando o diseñando subconscientemente la muerte a un despierto, queriendo cazar brujas.
Mujeres comunes despiertas que para estos siempre eran brujas diabólicas que los maldecían.
¡Pobres asesinos patéticos, cobardes!
Y así veíamos a cantidad de engendros de sectas malditas, de grupos delictivos o de policías corruptos con el mismo patrón.
Policías municipales que rechinaban sus autos en persecuciones a otros malandros, pero que iban a vigilar a lugares que no tenían nada que ver con la escena del crimen.
Era solo perder el tiempo en sus trabajos, pues preferían mejor dedicarse a molestar civiles.
¡Claro era más fácil!… Y les importaba una mierda si se trataba de mujeres, de niños, estos solían transitar las calles rechinando sus camionetas con todo su abuso de poder y si había un ofendido u ofendida que los insultaba por ser un cerdo y casi atropellarlo.
Entonces regresaban otra vez a darse la vuelta, a querer intimidar a la persona, sacando la mano de la ventanilla de su camioneta y simulando que iba matar al civil común solo porque quiso defenderse.
O si iba en auto el civil común y se enojaban por que estos se le metían sin prender su direccional o simplemente le aventaban la camioneta, entonces se le emparejaban y trataban de intimidarlo con la mirada.
¡Digo, como una persona va a defender sus derechos humanos!
Así pensaban los cavernícolas.
Y la misma historia se repetía siempre, a grados tan aterradores que muchas veces estos impactaban personas en sus autos y los asesinaban, para al final no ser incriminados por estar en el deber del trabajo.
Policías municipales o federales que en vez de proteger trabajan con el crimen organizado o trabajan aislados y ellos hacían el crimen.
Policías que el poder se les había subido a la cabeza y que se sentían inmune a todo.
Es curioso, pero casi siempre donde más policías había, más crimen se cometía…
¡Claro otra farsa del sistema con que nos han lavado el cerebro para dejarnos calmados, para que no haya golpe de estado!
Y sin embargo era hablarle a la nada, las personas estaban sumergidas en un trance hipnótico lleno de consumismo, de evasión de cualquier estupidez.
Mientras que a los que se percataban de la realidad, los vigilaban como perros, los seguidores lamen culos paranoicos que gustaban de vivir en un país o mundo lleno de injusticia, de mierda.
Y ahí estaban los vecinos pagados de sectas o grupos delictivos, o los mismos señores metidos en negocios turbios delirando, vigilando.
¡Pobres diablos!... Habiendo tantos trabajos, por que se meten entonces a trabajar en oficios que saben que terminan mal, que no los dejan estar tranquilos.
Nunca viven, solo se mienten, otros personajes pelusas que dan lastima, que dan pena ajena…
Su manía colectiva por vigilar a los otros que no tienen vela en su panteón putrefacto, no se entiende, no se comprende…
Y a la vez nos grita su sentir, su miedo lacerante, ese que al final los terminara consumiendo en su propio peso a lo más bajo de los infiernos.
La tierra tiembla… Es la naturaleza deshaciéndose de la mierda.
FIN
Historia propiedad de pelusaword, todos los derechos reservados.
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