Lo tenía en la mente siempre presente… Su maldita imagen, con ganas de querer asesinarlo, arrancarlo, ese maldito parasito …
Quería vivir a través de mí, teniendo ya su propia vida…
Pero me había elegido, para ser su estúpida diversión y la de sus allegados… O simplemente para cambiar de forma…
A si su manía de no despegarse de mí y de tener su imagen recurrente en mi mente…
Trajo sus estragos…
Y un día paso lo impensable…
Yo que siempre me sentí identificada con las campamochas o mantis, ahora era asesinada por ese parasito
Llegue desesperada a un hotel ya no podía más y con mis manos me arranque el rostro como si fuera una mascara y cambie de forma a su forma, a ese estúpido enclenque sin ninguna gracia mas que ser la cara de muchos… Entonces lo supe, el no era un parasito, era un absurdo virus, replicando su rostro a sus anchas.
FIN.
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