sábado, 14 de septiembre de 2013

Fumada de Locura: Caramelo y Mosquito Muerto.



Hace mucho que no escribo historias, últimamente los que son mis pasatiempos están dejando de gustarme y las historias que planeaba escribir, siempre las dejo inconclusas… Pero justo ayer me dio un arranque de inspiración, de locura y por suerte pude terminar una historia corta como siempre me han gustado, sé que no soy una escritora profesional…

Solo que necesito soñar, desahogarme en algo, aunque sea malo... Esta historia es un tanto dulce, bueno yo creo eso jajaj, espero pronto regrese mi completa inspiración para poder terminar varias historias que tengo planeada y poder publicar un libro de asesinos, igual espero que si alguien me hace el favor de publicarlo, me lo compren jajajja… Ok, sueño mucho, pero de algo hay que vivir para aferrarse a la vida. Sin más que agregar los dejo con dos historia, espero les gusten, cuídense, ciao.



Caramelo 



Y ahí estaba aquel gato loco, observando a mi esposa…

Nunca lo debí llevar a la casa, lo compre una fría Noche Buena, en una tienda un tanto extraña… La tienda se encontraba en el centro de la ciudad, su nombre era “Gypsy Pet‘s”.

Necesitaba un regalo para mi amada, así que decidí entrar y comprarle un gato...

Sabía que le encantaría, pues los ama pero al momento de entrar al lugar, parecía más que una tienda de mascotas, un lugar esotérico, con un aire antiguo y rodeado de gran misticismo. El olor a incienso y los viejos libros en una pila amontonados me desconcertaron…

Sin querer decidí escapar de ese olor, di la espalda, justo cuando pensé en irme, me halle con un maullido extraño, ronco…

Entonces lo vi, aquel gato tenía unos ojos enormes… Era un gato persa de edad media, de pelaje largo color negro, era hermoso y perfecto para mi mujer, además que sus ojos me recordaban un poco a ella…

Me llamaba la atención que no dejaba de maullar a mi dirección, observándome fijamente… En ese momento apareció la encargada del lugar salió del otro cuarto, atravesando unas cortina de cuencas de madera…

Esta era de una edad avanzada, apenas podía caminar, lo hacía muy lento… Le dije que me llevaría el gato, que cuanto costaba… En eso me contesto tajantemente que el gato no estaba en venta…

La mire, pero luego entendí mi error, esa mujer apenas veía, entonces le grite supuse estúpidamente que también era sorda (olvidando que ya me había escuchado).

Me acerque a su oído y dije fuertemente: “Que no se supone que esta es una tienda de mascotas”…

La señora retorció la cara y trato de golpearme por suerte pude esquivar el golpe…

Me dijo enojada que no tenía por qué gritar, que me escuchaba perfectamente… Me puse rojo de vergüenza y le pedí disculpas, le roge que me lo vendiera puesto que mañana era Navidad y mi mujer me mataría si no le llevaba algo o si notaba que olvide su regalo, para exagerar mas mi ruego comencé a fingir que lloraba…

La anciana saco al gato de la jaula, lo puso en una canasta y me lo entrego…

Le dije que cuanto seria, me dijo que nada que el gato, ya me había escogido pues nunca había maullado de ese modo…

Luego me deseo suerte con el…

Ante tantas incógnitas le pregunte: ¿Cual era la novedad del gato, además de la raza?…

La anciana, me contesto que me lo preguntara cuando reencarnara en gato, luego me corrió, pero yo no quise ser descortés y le deje todo el dinero que planeaba gastar en el regalo de mi esposa…

Salí del lugar, el cielo se veía rojo pronto comenzaría a nevar…



No podía sacarme las palabras de la anciana, pero el gato se veía inofensivo y lo era…

Solo que su mirar me desconcertaba, al mismo tiempo que me producía ternura… Lo metí en la parte trasera del auto, luego maneje hasta la casa, no sin antes parar en una papelería y comprar un moño rosa, sabía que mi esposa odiaba ese color así que era perfecto para sorprenderla…



Llegue a la casa, salí del auto y cubrí al gato con una manta fea, además de ponerle el moño rosa, mientras este me arañaba y mordía…

Maldito gato desde ahí lo comencé a odiar, nunca pensé que podría hacerlo más, tal vez fue la anciana que lleno mi cabeza de ideas raras, pero aquel animal, yo ya no lo podía ver normal…

Toque el timbre y me escondí, deje al gato en la puerta, pero mi mujer no abrió… Después de tocar más veces y harto de esperar media hora a que viniera, decidí entrar…

Pero no se encontraba en la parte baja de la casa, si no en su recamara, deprimida…

Fue hacia ella y fingí esconderlo atrás de mi espalda…

Ella se dio cuenta que escondía algo, me vio… Se acerco y destapo al gato que a un seguía mordiéndome…

Lo vio y no pudo hacer otra expresión, más que gritar de felicidad, en un predecible “Ay es hermoso, lo amo, te amo”…

Gracias amor, bla bla bla… Y cargar al gato, mientras me besaba y lo besaba…

Cosa rara ese gato cambio de actitud al verla y sentir sus brazos, no la mordió, ni araño, dejo de maullar ronco y comenzó a maullar de forma tierna, mientras no le quitaba la mirada de encima… Era como si ese animal ya la conociera…

O yo ya estaba psicotizado… Pasaron los días, el gato se puso obeso como era de esperarse, mi esposa no hacía otra cosa que consentirlo…

Y yo comenzaba a sentir unos detestables celos hacia esa creatura…

Notaba como este me hacia maldades, destrozaba mis zapatos…

No me dejaba dormir por las noches, a solo que el durmiera en medio, además de que varias veces y aun sabiendo perfectamente hacer del baño, decidía hacerse a lado del lugar de mi cama, casi siempre cuando estaba enojado y yo no lo dejaba que durmiera junto a mi esposa…



Digo ese animal me volvía loco, muchas veces ni relaciones sexuales me dejaba tener con mi esposa, porque ya estaba maullando y rasguñando la puerta…

Tenía que sacarlo de la casa y aun así muchas veces lo sentí observándonos tras la puerta de vidrio del balcón.

Un día salí temprano del trabajo, entre a la casa y pise la mierda de aquel perverso gato persa…

 Encolerizado grite y fui a buscarlo para castigarlo, podría hacerlo puesto que mi esposa no se encontraba, pero lo encontré encima de la cama, recostado justo en el lado donde ella dormía…

El gato me miro fijamente, su mirada era diferente, sus ojos estaban llorosos, a lado de él se encontraba tirado un portarretrato con la foto de mi esposa…

El gato enorme y gordo no me quitaba la mirada de encima, llena de melancolía… Era como si me dijera: “Tú ganas, quédate con ella”…

No pude castigarlo, una tristeza inexplicable me inundo también a mí, al observar esos enormes ojos…

Pensé que estaba enfermo y grite su nombre, ese que le puse cuando le compre el moño rosa…

¡Caramelo, malnacido gato!... Hijo de…

Luego calle… El gato no me maulló ronco defendiéndose, ni me ataco…

Solo agacho la cabeza y se fue…

Supe entonces que esa idea de creer que el gato me decía: ¡Tú ganas!, no era mi imaginación…

Luego de tiempo, el gato por más que le conseguíamos gatas en celo, no se apareaba…

Mi esposa quería gatitos, pero ese gato era extraño… Por no decir gay o eso yo quería creer, al igual que ella…

Nos equivocamos como siempre, ese Caramelo seguía espiando a mi esposa en silencio, además de ahora acosar a mi perra “Princesa” de raza Bulldog.

El animal estaba totalmente loco… Trataba de aparearse con la perrita, era como si siempre tuviera que fijarse en algo que no era para él, para poder sentirse atraído…

A veces lo miraba observar la luna a lado de mi esposa, mientras ella lo acariciaba y yo me retorcía de celos en aquel balcón…

Entonces recordaba la canción:

Ese toro enamorado de la luna del grupo Gipsy Kings y me repugnaba, pobre gato estaba tan desquiciado que se enamoraba de todo eso que los humanos jamás podrían mezclar, agua y aceite no se puede…

Luego el gato enojado me ataco, era como si leyera mis pensamientos…

¡Maldito!… Y ella lo defendía como siempre…

Desesperado y harto de que quisiera violar a Princesa…

Además de acosarnos cuando teníamos relaciones sexuales a mi esposa y a mí; estropeando nuestros momentos mágicos al saltar sobre la cama…

Decidí buscar a la anciana, de aquella antigua tienda de animales, al llegar note que la tienda estaba cerrada y por vecinos que la anciana había muerto o simplemente desaparecido…

Luego un vecino chismoso de esos que nunca faltan, me comentaba que esa señora era una bruja, que cambiaba de forma y que vendía animales que eran igual que ella…


En eso recordé que un tiempo Caramelo desapareció… Y que a nosotros regresando de un viaje, un hombre estúpido nos choco levemente el auto… Luego decidió ayudarnos, pero al saludarnos no dejaba de vernos como si nos conociera, con esa mirada tan similar a ese perverso gato…

Mi esposa lo observaba hipnotizada… Luego ella tan dulce, al pasar de los días y después de muchos detalles de ese bastardo, esta decidió tener una aventura con ese hijo de puta…

Y yo decidí dejarla, además de golpear al tipejo para luego reconciliarnos, después de mutuos cuernos y muchas lágrimas mías…

El mismo día que nos reconciliamos, el gato volvió y me miraba ahora sonriendo, estaba golpeado, pero sonriendo…

Como diciéndome esta vez: ¡Iluso, nunca ganaste!…

Y claro ella feliz, porque su enorme gato negro y gordo, estaba de regreso…


Finalmente y después de mucho investigar di con la anciana, lleve al gato en una jaula, con su fiel collar de luna…

Y se lo entregue… Le dije que no lo quería, que ese gato había hecho de mi vida un desquicio… Pues estaba harto de sus maullidos, de sus cagadas, de su forma de fijarse en animales o personas como mi esposa, a la que le tenía un inmenso amor un tanto inusual.

La anciana se acerco a la oreja y me grito:

¡El gato lo eligió!… Y si ama a su esposa, es porque la conoció antes que usted…

¡Que!...

La agarre de su débiles brazos y le dije: ¡Quédese con él y si va hablar hágalo bien anciana!…

La vieja me respondió, que no me podía explicar con bolitas y palitos lo que ya estaba claro… Luego me dio al gato y me volvió a correr, como la primera vez que la conocí.



Triste y harto decidí matar mis duda del misterioso “Caramelo”, pero ese día soñé varias vidas entre un hombre de cabello negro (y no rubio como yo) y mi amada esposa… Este amor jamás se daba por completo, porque siempre algo lo estropeaba, ya sea la edad, la muerte, otro hombre o ahora… Desperté gritando: ¡Que él es un gato!...

El gato estaba encima de mí y me dijo con su voz ronca: “Ahora lo entiendes EL”…

¡Ahhh! ¡Ahhhh! grite a un mas y lo avente lejos de mí, pero desperté… Al parecer todo había sido un sueño dentro de otro, abrase a mi querida esposa, la vi tan hermosa en su interior y exterior, supe entonces por qué ese gato u hombre no se rendía, digo si esa historia era cierta…

En ese momento me prometí que si eso existía: Yo a ella nunca la dejaría y me convertiría en la antítesis de ese maniaco gato… Para ser por siempre el amor eterno de mi preciosa esposa, por la eternidad de las vidas…

Hasta que la verdad por completo se me revele, tal vez solo entonces comprenderé al extraño e irreverente “Caramelo”, con su loco amor imposible.

Aunque después de todo no tendría importancia…Pues las vidas pasadas, son eso pasado… ¡Nunca presente!

FIN






Mosquito Muerto 

Ssssss… Vuela…

Nuevamente me ronda…

No lo quiero asesinar, se ve tan débil…

Ssssssss…

Van seis días, que ese mosco maldito no me deja en paz…

Antes de alimentarse de mi sangre, era tan delgado, pequeño…

Con el tiempo mi sangre le dio poder… ¡Creció!…

¡Y yo que lo veía tan débil!…

Le pase todo, porque oía decir a terceros que ese mosquito era dulce, inocente…

Olvido que se trataba de otro mosco, al igual que todos... ¡Infeccioso, chupa sangre!…

Ssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssss…

Ssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssss…

Sssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssss...

Ssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssss…

Ssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssss…

Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh!!

Aaahhhhhhhhhhhhhhhhh!!

Aahhhh!!

Estaba harta, harta de él… De todas esas heridas, provocabas con su piquete… De ese zumbido que no me dejaba tranquila…

De esas volteretas donde se escabullía, donde fingía ser el indefenso y yo la perversa…

¡Aaaaaahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh! ¡Pazz, track, crash!

¡Arranque sus alas!…

El mosco era enorme, parecía una garrapata gorda, obesa justo cuando iba aplastarlo con mi zapato…

¡Crassh!



¡Reventó ante mis ojos!...Sus viseras tan pequeñas comenzaron a salir…

Su silbido macabro, se escucho penetrante y débil por última vez… ¡Quede fascinada y sorprendida ante agradable acontecimiento!...

¿Qué había pasado? ¿Qué había pasado?... Después de unos segundos observándolo lo supe:

Fue su veneno, fue mi sangre, fue la gula, sus perversas ganas de herirme lo que lo acabo…

¡Pobre mosquito muerto, siempre fue tan hipócrita!

Conserve sus alas en una plaqueta… Las resguardo para recordarlo, como el ciclo interminable de un bendito karma (o tal vez solo lo asesine yo, al arrancarle sus malditas alas).


FIN

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