lunes, 28 de marzo de 2016

Fumada de Locura: Cristal Frio.

Hola, esta vez regreso con una historia típica mía, en la que trate de entender los pensamientos que nos inundan a unos, pero que nunca son escuchados o algo así jajaja y que solo resultan importantes para el que los piensa, por un momento.

Igual la historia, trata muchos puntos, espero les agrade, cuídense, ciao:D


Cristal frio.

Veo consumir mi cigarrillo, en aquella terraza de aquel bar decadente… Y me deslizo al éxtasis del olvido, de las alucinaciones inundando mi cuerpo en licor.

Aguantando el frio…

Una pared de cristal divide la otra mitad del bar, y de pronto la veo.

La mujer más hermosa, vistiendo un ajustado vestido rojo con sus enormes ojos negro profundo, su exquisita boca, su exuberante cuerpo, su piel pálida similar a la leche, y su cabellera larga negra brillante.

La contemplo a lo lejos e imagino una vida junto a ella, me deslizo a la locura, al delirio de haber tomado demasiado…

Y ella se convierte en algo hermoso junto a mí, le formo una personalidad que hace de su belleza una obra de arte, combinada con intelecto y gracia, ella me hacia reír a montones dentro de mi cabeza loca, me cuenta de sus gustos y anécdotas que me entretienen… Ella era la mujer perfecta, pienso, mientras deliro al séptimo caballo de tequila.

Dos, cuatro, siete, trece, treinta, los números perfectos.

Mas delirios, de pronto todo se enturbia en mi mente, ella es un monstruo, fue el exceso de alcohol supongo y ella se convirtió en todo su proceso…

Es decir, el éxtasis, la euforia, la alegría, las carcajadas, el colapso, la tristeza, el mareo, la parálisis con su dificultad para caminar, la amnesia, el olvido, la resaca con su dolor de cabeza, los recuerdos entre cortados, los vómitos, el dolor de estómago, los lamentos de nunca lo volveré hacer y la recuperación.

Y recuerdo, como atravesé la puerta de aquella pared de cristal frio, dispuesto a ir directo a ella, pero un hombre guapo rubio me termino ganando…

Entonces me siento a su lado sin que lo percaté y trato de conocerla a lo lejos, escuchando su conversación con ese hombre, es después de unas horas de analizarla, que un vértigo increíble se apodera de mi… Son los treinta tequilas supongo, luego rectifico vuelvo en sí, descubro que ella no era la mujer de mi mente, ella no es esa hermosa alucinación…

Ella era todo lo que odiaba en una mujer y nunca concordaría conmigo, es decir agua y aceite, nunca nos podríamos mezclar.

Lo primero que descubrí es que era una interesada, ella amaba el dinero y la ostentación, amaba los lujos. Lujos que yo nunca le podría dar, aparte de ser y vivir en una buena posición económica con esa gente popofona y esos ambientes de antifaces, hipocresías y apariencias, de siempre querer más sin nunca llenar, coleccionado éxitos ridículos, en si perros domesticados.

Amaba no solo el cigarro y la cerveza como yo, sino también otros vicios caros, dignos de la gente de dinero con los que nunca concorde, no solo por no tener  para comprarlos, sino porque gustaba mucho de conservar un poco de conciencia y neuronas.

El aburrimiento llegaba a mí al escuchar su voz…

Disimulé a pesar de todo y seguí escuchando su plática superficial centrada siempre en ella, soportando su manía por siempre llamar la atención con ese vestido rojo corto ajustado que le daban un aire de prostituta elegante, pero prostituta, ella fumaba a chorros como yo.

Luego comenzó hablarle de sus gustos, sus hobbies tan apartados a los míos.

Narrándome su fascinación por el futbol americano, deporte que le encantaba y que yo detestaba, a pesar de ser hombre… Cualquier juego que involucrara futbol lo detestaba, era el vicio de los idiotas.

Después empezó a contar de los libros o películas que amaba con títulos tan absurdos como Narnia, fue ahí que casi vomito…

Aquel sujeto, le pregunto por su película favorita y esta no supo que decir, solo dijo “El rey León”, como diciendo por decir, sin pensar, narro su parte favorita, pensando que diría algo bueno, volvió a sorprenderme era la parte en que Scar avienta a Mufasa a los búfalos para que muera, no comprendí su respuesta y al final lo comprendí por completo.

Luego conto de su música favorita, citando puras canciones románticas que agudizaban mis ganas de vomitar… Después conto de sus juguetes favoritos, aquella mujer amaba a las barbies, 
los pequeños ponys y los unicornios, evidenciando su estupidez, su falta de tocar el suelo y su manía por vivir en arcoíris.

Y para rematar empezó a contar su fascinación por esas horribles películas de zombis o vampiros, esas películas pésimas donde muertos vivientes caminan tan lento que es increíble los que soportan o toleran esa lentitud y creen que a un así aniquilaran a toda esa gente.

O por el contrario son más rápidos que flash, tan solo delirios y absurdos con cadáveres babosos, para lo único que me agradaban los zombis es para compararlos con la masa humana.

Y de los vampiros, mejor no hablamos, siempre han sido monstruos afeminados, que es increíble como pueden ser tan malos succionando sangre y fornicando entre ellos mismos, como una secta o iniciación ridícula de iluminatis, prefiero los hombres lobo me digo a mi mismo, aunque sean igual de fantasiosos.

En eso, su hombre la deja por un rato y se va al sanitario, pienso que es el momento perfecto para aprovechar el tiempo para ir por ella, pero seguía fumando y tomando como un psicótico, mis piernas no respondían y mi mente, aunque alcoholizada, razonaba un poco y no quería que fuera por ella… Es decir, yo ya no quería volver a lo mismo, ya no quería ser un patán, jugar a una relación y morirme de aburrimiento, de falso amor.

Así que solo voltee un poco a su lado para contemplar su belleza nuevamente, hipnotizándome otra vez, suspire, si era hermosa, pero estaba hueca y viéndola un poco mejor, ya estaba vieja, mucho más que yo, …

Por si fuera poco, vi su anillo con un número tres, luego los vi en los pendientes de su oreja, en las pulseras y en el numero de collares delgados que cargaba con el ojo de horus.

En su espalda un tatuaje diminuto con el mismo ojo y numero, el signo de la gente monstruosa de su clase.

Entonces lo supe, no, ella no era para mí… Esquive la mirada, justo cuando esta me vería…

La ignore en mi bebida, después regreso su amante igual de hermoso que ella, pero con esa cara de baboso que no podía ocultar, decidí escuchar su conversación por un rato más, es decir darle una oportunidad, no podía aniquilar a una extraña preciosa solo así.

Entonces comenzaron a conversar de temas superficiales o aburridos, típicos de la gente de su clase con su acumulamiento de éxitos y su voz pseudo intelectual o un tanto fresa, con mil etcéteras que nunca me han importado.

Además de contar chistes tan malos y sin gracia, que definitivamente ella no era para mi

Me levante con dificultad de mi asiento y apague la colilla de mi cigarrillo, di un último trago a mi bebida, y me salí a la terraza, volviendo a cruzar la puerta de aquella pared de cristal.

Afuera decidí prender otro cigarro y mientras lo fumaba, contemplé el horizonte, recargado en la rejilla mientras se perdía mis ojos en una hermosa luna llena.

Luego sonríe y me dije soy un vanidoso, me hecho un delirio completo donde he salido ganando, pero lo peor de todo, es que lo que he pensado tan macabro, solo ha pasado por mi cabeza, es decir aquella fantasía de tener una vida junto a ella, de convertirla en algo hermoso… De haber descubierto la pésima realidad con su fealdad, de que no haya sido lo que andaba buscando, todo, solo ha pasado por mi mente y ni siquiera la he rozado un poco, ella no me conoce y no creo que, allá tenido un delirio similar al mío, y que al igual que yo se haya decepcionado, ni siquiera me ha volteado a ver un poco…

Y, sin embargo, a pesar de ser un ser horrible, de no ser lo que busco en una pareja, su belleza me sigue hipnotizando, idiotizando, entonces descubro que sin quererlo yo también soy un superficial, he caído en los parámetros o estereotipos que nos marca la sociedad, aunque los aborrezca por dentro.

Y sé que no soy el único, muchos simpatizan con gente horrible por dentro o siente realmente empatía por criminales, políticos, actores, cantantes, narcotraficantes, violadores, rateros, drogadictos y locos tan solo por su belleza o dinero o bien, solo voltean a ver a vagabundos o enfermos cuando son bonitos, si no tuvieran uno de estos dos aspectos, jamás lo voltearían a ver.

Me siento otra vez en mi antigua mesa, pido una cerveza y volteo otra vez hacia su mesa, atravesando aquella pared de cristal frió… La contemplo por última vez desde lejos, para dejar morir lo que un día sembré y nunca existió.

Su recuerdo persiste en mi mente, cierro mi ojo izquierdo y ella desaparece como el humo de mi último cigarro… El mesero llega con la cerveza, me la tomo de un jalón, y pido la cuenta… El regresa rápido con ella, pago y me voy con dificultad, entro a mi auto y caigo en una especie de amnesia, con recuerdos entre cortados... Manejo hasta casa, no sabiendo cómo llegue, muero en la cama de mi cuarto.

Mientras pesadillas crueles, proféticas, casi lucidas se instalan en mi mente, aquella noche junto a una versión a un, más horrible de esa mujer, dejándome claro que no es para mí, despierto encabronado y una resaca insoportable me aqueja…

Trato de recordar su rostro, mis alucinaciones mágicas en aquel bar, la triste realidad de su interior marchito.

Y no, yo no recuerdo… ¡Yo no recuerdo ya nada!

FIN.



Historia creación de Cecy Gutiérrez.

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