Las teclas…
Antes podría haber sido una pluma… Ahora
son las teclas de un ordenador o es el simple hecho de plasmar las palabras.
Esas palabras que un día se convirtieron en la verdad.
Mientras tocaba la batería, pensamientos malignos se apoderaban de mi mente…
De la mente de este loco músico y escritor…
Comencé a sentir odio por gente molesta y decidí narrar en cada una de mis
historias la forma en que morirían.
Sentía alivio al saber que al menos ahí podía desahogarme.
Un mal día algo cambio…
Comencé a notar que mis historias pasadas las estaba viviendo de alguna forma…
Lo positivo o lo negativo se hacía real en mi vida…
Aquellos guiones que inventaba tan solo para cumplir con el deber que me
ordenaban mis profesores.
Las escrituras y esos párrafos exagerados alagando un sentimiento o destrozando
todo con un final trágico.
Comenzaron a resurgir en mi vida y yo me vi envuelto en esos párrafos que ya no
eran simple invención imaginativa de mi cabeza.
En esos poemas cursilones, escritos a la nada que surgían de un dialogo de uno
de mis personajes que no me daba gracia.
Yo convirtiéndome en el protagonista de esas ridiculeces y aquellos personajes
secundarios y antagonistas resurgiendo de la nada.
Justo como yo lo había plasmado.
El hecho de que no fuera del todo exacto, hizo que negara lo que pasara a mi
mente.
Pero cuando el mal inundo mi cabeza, decidí escribir lo innombrable, asesine a
cada molesto ser que para mí era un estorbo en este mundo.
Aniquile a tantos…
Y paso el tiempo…
Los meses, de pronto algo surgió en mi entorno…
Aquellas personas comenzaron a morir en formas misteriosas en la realidad.
No como lo había descrito, pero morían.
Me sentí protagonista de películas o series con esta temática extraña que para
mí era otra estúpida fantasía… Películas como “Más extraño que la ficción” o
ese anime psicótico llamado “Death Note”.
Y yo no lo quería creer…
Cuando murió el último hombre que asesine en mis historias, un terror
incontrolable me domino.
Abría aquel ordenador, aquel Word con horror…
Decidí dejar esa computadora y no volver a escribir, no volver a tocar aquellas
malditas teclas.
Y sin embargo algo me incitaba con tanta fuerza a escribir de alguna forma…
Por las tardes de escuela, en clase, desesperado, tomaba las hojas de mi
cuaderno y comenzaba a escribir con esa pluma inofensiva, otra tonta historia.
En ella describía, como conocería a un personaje de ojos azules con poderes,
grandioso, fuera de este mundo, algo que jamás podría existir... Lo hice con el
fin de negar los sucesos ocurridos, como retando a la vida y pensando que el
papel difería de las teclas.
Los meses pasaron.
Ya nada había ocurrido.
Y sin embargo seguía sintiendo culpa por aquellos hombres que aunque molestos,
había asesinado sin querer.
Nuevamente el deseo incontrolable dominándome, me incitaba abrir la computadora
y volver a escribir, volver a presionar esas teclas y plasmar lo que fuera que
saliera de mi mente.
Pero pare, quise pensar que me estaba volviendo loco.
¡A un más loco!.
Que nada de lo que creía era y decidí negar todo.
Entonces se cruzó en mi vida un nuevo compañero de escuela…
Él se acercó a mi deseoso por conocerme, su manera de ser tan pegoste, hizo que
de alguna forma lo incluyera.
No me quedaba otra opción.
Comencé a invitarlo a mis malas tocadas de batería, mientras este cantaba…
Su voz era como la de un ángel.
Y era un hombre tan atractivo de ojos verdes, que comencé a huir de él, pues me
corría a mujeres hermosas en las fiestas.
A pesar de todo el hombre siempre me encontraba…
Parecía como un fantasma o un hombre que se teletransportaba.
Me seguía tanto o nos encontrábamos tanto, que comenzó a darme escalofríos.
Entonces supe que aquel personaje tan ridículamente maravilloso, que describí
en papel, se encontraba en Gerardo.
Y no lo quería creer, pues mi personaje tenía poderes y otras cualidades, solo
que como siempre mis historias se cumplían, pero no exactas.
Un día Gerardo en una de esas tantas fiestas, me dijo…
Gerardo- ¿Crees en los mundos alternos Ramiro?…
Ramiro- He leído sobre ellos, pero a sus teorías les falta solidez.
Gerardo rio.
- ¿Y el mundo, la vida no te parece un tanto extraña Ramiro?
Ramiro- ¡Quede en silencio!… Aquel compañero me miraba fijamente, esperando a
fuerza una respuesta mía.
- Todo el tiempo.
Gerardo- ¿Crees que lo que deseas con tanta fuerza se pueda cumplir?... O sacar
de alguna otra realidad.
- Digo tu sabes formar esos pensamientos y darles vida, hacerlos tus
marionetas.
Ramiro: Creo que ya tomaste mucho Gerardo y por eso dices tanta tontería.
Pero siguió hablando…
Gerardo- ¿O crees que hay gente de otros mundos que le gusta jugar con humanos?
Me miro de una manera tan extraña, que supe que aquel hombre no era mi
personaje, pero también que ese tipo era el comienzo de todos los sucesos
extraños que había vivido debido a mi escritura.
Lo mire sorprendido, luego di la media vuelta, no quería creer.
Decidí huir de aquella fiesta un tanto incrédulo.
Tome mi auto y acelere dispuesto a esconderme debajo de mis cobijas, destruir
aquellas historias…
Y rezarle a un dios, en el que no creía.
Solo que al momento de llegar, ahí estaba sentado en mi cama el desgraciado de
Gerardo y yo no sabía qué hacer.
El hombre me miraba con sus enormes ojos verdes, llenos de un enojo que no
entendía.
Ramiro- Le conteste que es lo que quieres de mí.
- El hombre comenzó a reír, su voz era diabólica.
Gerardo- Quiero que sepas que todo tiene consecuencias…
- Tus historias, tus deseos todo tiene consecuencias.
Ramiro- ¿Consecuencias? ¿Tú ya lo dijiste, tú has hecho todo?...
- ¿Por qué lo haces?...
Gerardo- El hombre volvió a reír para decir: ¡Porque hasta el humano tiene
depredador!... ¿O es que pensaron que eran la última cadena alimenticia?
Y a mí Ramiro, siempre me ha gustado jugar con mi comida.
De pronto se acercó a mí, su boca se hizo enorme, miles de colmillos pequeños y no tan pequeños se asomaban de su gran boca, comenzó a cambiar de color parecía una enorme serpiente parada y con miles de tentáculos u ojos sobre él.
Tomo la mitad de mi cuerpo y empezó a tragarme como si fuera una boa.
Cerré los ojos, sabía que pronto moriría, yo lo sabía…
Todo se habría acabado, todo este mundo absurdo lleno de incógnitas…
Por suerte recordé que en mi bolsillo tenía un trozo de papel y una pluma.
Abrí los ojos, nervioso, y con mi boca escribí rápidamente en una letra poco
entendible, que aquel monstruo explotaría y yo saldría con vida.
Justo cuando casi perdía la respiración, aquella bestia o cosa verde enorme,
llena de ojos exploto y yo salí moribundo, pero vivo.
Luego vi a un sujeto afuera, con las características del tipo que describí en
una de mis historias, o nuevamente eso creí; es decir ese personaje de ojos
azules lleno de poder.
Temblando de miedo... Con todo mi cuerpo cubierto por un líquido espeso
verdoso, comprendí que aquel sujeto en realidad había sido el autor de asesinar
a la bestia que me acechaba y no fui yo al escribir, como tontamente creia.
Ahí se quedó mirándome fijamente con sus enormes ojos azules, extrañado, como
analizándome, para luego sonreír y decir…
Ellos también tienen depredador… Luego succiono sus viseras o liquido verde
lleno de ojos.
Salió de mi ventana y me dijo:
No juegues con las dimensiones humano y cuida tu poder.
FIN
Historia creación de Cecy F., todos
los derechos reservados.
Imágenes tomadas de la red.



No hay comentarios:
Publicar un comentario