sábado, 18 de junio de 2016

Fumada de Locura: Daniel.

Debido al exceso de pelusa humana entrometida, volveré a publicar las viejas historias que borre, para que talvez vuelvan a pensar que la culpable de sus vidas fui yo y a mí me pasen sucesos malos e inexplicables, semejantes a los que vive esa gente. 

Supongo todo un juego para los que tienen mucho y no tienen nada o cosa del destino, solo que yo no creo en el destino y en pagar por asuntos que no me corresponden, por deslices pasados y obviamente provocados sutilmente, talvez solo hable la locura, así que les comparto una pasada historia, espero les agrade, cuídense, ciao:D


Daniel.
Lo observe por la abertura pequeña del baño… Se miraba al espejo, el fiel aliado de aquel vanidoso.


De pronto se convirtió en una especie de reptil humanoide, una lengua larga y con terminación de tijera asesina se asomaba de su boca…

Unos colmillos delgados y medianos se reflejaban, llenándome de terror.

Aquella belleza enigmática y vieja, desaparecía…

Entonces comprobé lo que ya intuía…

No fue solo aquel episodio lo que me hizo abandonarlo.

Fue el suceso siguiente que narrare, lo que me atormento de por vida… Lo recorte de arriba hacia abajo horrorizada al verle en sus pies monstruosos los tacones rojos de su actual amor.

Mientras sacaba de una bolsa un labial rosa y se pintaba los labios en aquel espejo.

No pude soportarlo grite su nombre importándome una mierda, que detrás de esa puerta se encontrara una bestia.

- ¡Daniel!…. ¡Daniel!

¡Eres una gran puta!.

El volteo de inmediato en su forma reptil, tiro su labial…

Y aventó la puerta…


Nervioso, dijo mi nombre tartamudeando, mientras me miraba con sus ojos en tono verde oscuro…

-¡Sicilia que haces aquí!...


… Voltee a ver el panorama de su maldita casa…

Vi a su nuevo amor tirada en el suelo totalmente dormida, con un rostro envejecido a pesar de ser joven en edad…


Al notar que no me escuchaba su amor…

Le dije firmemente:

Daniel no te preocupes… No pretendo armarte un escándalo como siempre, esta vez solo deseo que seas muy feliz, como sé que ya lo eres, pero un poco más…

Deseo que sientas un escalofriante amor, tan inmenso y magnifico que te haga no regresar a fastidiar mi mente, ni robar mi energía…

Que tengas un millón de hijos, igual que tu maldita estirpe.

Deseo que ya no me quites mi juventud para poder rejuvener y transformarte en tu mascara humana, bonita y vacía.

Y sobre todo, deseo que te valla genial con tu vida de puta cara del sistema, creyéndote especie distinta y siendo tan primitiva.

¡Y esa mujer! Le deseo que sea muy fuerte y claro que tenga mucha energía…

Porque lo único que sabes hacer tú, es fastidiar la vida de las mujeres, robarles la energía…

Daniel disculpa, otra vez he vuelto a insultarte, pero fuiste un gran obstáculo y pérdida de tiempo en mi vida… Que es difícil para mí expresarme bien de ti…

Ni hablar, ahora que ya cumpliste con lo que sabias que nunca te perdonaría…

¡Ahora puede decir gracias, porque soy libre!

El hombre me miro extrañado, con una cara de burla enorme…

Luego respondió mis felicitaciones y deseos con un… “De nada Sicilia”, mientras sonreía macabramente, olvidándose por completo que estaba con su rostro original de reptil humano.

Para volver a querer sacar su usual humor… Con un: ¿es por lo tacones rojos y el labial rosa, verdad?

- Lo mire con rostro de eres un gran imbécil…. Y afirme con mi cabeza…

- Sí, es por eso.

- Di la vuelta y huí de esa casa, mientras le daba mis más sinceras condolencias a su mujer por cargar con semejante monstruo.

Luego pensé ¿condolencias?, después de todo si existe el karma.

Entre a mi auto y maneje directo a mi casa… Mientras recordaba el pasado y como todo comenzó.

Lo conocí en mi trabajo y de ser un extraño, comenzó hacerse mi amigo…

Ese Daniel con todas las cualidades de un perro domesticado…Hombre maduro, importante, guapo, con dinero que sabe de música…

Simple cliché de sistema erróneo.

Me deslumbre, cayendo en los mismos parámetros.

Solo que después de un tiempo, el hombre decidió jugar conmigo…

La amistad se perdió, para ser un amor enfermo y extraño. Mientras él jugaba a quererme…. Yo deseaba asesinarlo.

Y sin embargo aquel sentimiento ridículo por maldición existía, al menos de una parte… ¡La mía!

Daniel disfrutaba hacerme sentir mal.

Era como el engendro protagonista de “50 sombras de Grey”, pero sin los golpes y con la actitud manipuladora, controladora y machista…

El problema es que yo no era Anastasia…

Un día Daniel era dulzura, al otro un engendro, por suerte sus desplantes de diva, yo no se los soportaba.

A mí no me gustaba querer a nadie, ni la manipulación psicológica era lo mío y eso era lo que él no soportaba.

Sin embargo algo me hizo caer con ese cretino de Daniel…

El tiempo que estuvimos juntos me horrorizo su manía de querer siempre estar a mí lado…

Yo no lo podía entender, el parecía una garrapata…

No me dejaba ni a sol, ni a sombra.

Y yo no entendía el porqué de su persistencia, si no pretendía quererme como es debido.

Los sucesos extraños empezaron desde ese momento…

Aquel hombre de edad madura, parecía jovencito de ratos…

Pero había temporadas que volvía convertirse en hombre reflejo de su edad.

Era como si sus arrugas desaparecieran…

Cada vez que lo escuchaba hablar y me perdía en sus ojos… Sentía como si estuviera escuchando ronronear a un gato…

Terminando totalmente dormida.

Así pase dos años… Saliendo con ese engendro, para nunca disfrutar las comidas, las películas, ni sus pláticas por completo, él me dormía.

Comencé a pensar que talvez sufría de narcolepsia o tenía un desajuste hormonal…

El sueño nunca se iba.

Y Daniel no se quejaba, parecía no importarle que no lo escuchara o que la convivencia no se diera por completo.

Al verme al espejo ya no era yo.

Mi rostro se veía viejo, las arrugas comenzaban a notarse y a veces creía que ya no me veía como una mujer de mi edad.

Entonces decidí sacar a relucir sus errores, defectos y equivocaciones en exceso para que me odiara y se alejara de mí.

Me sentía tan cansada, que necesitaba alejarlo de mí….

Al menos por temporadas.

Aunque no fuera segura mi teoría loca.

El hombre comenzó a odiarme por alejarlo y empezó hacer cruel en sus juegos psicológicos.

Una guerra estallaba, nadie quería dominarse.

Pero parecía como si me hiciera brujería, mi mente solo pensaba en alguien que no amaba.

Al siguiente día olvidaba lo malo ocurrido y regresaba a escuchar su estúpido humor, a pretender que podía salvar la amistad de aquel tiempo.

Sentía la necesidad de regresar con Daniel, aunque sus conversaciones, ni sus gustos tuvieran que ver conmigo.

El volvía a la rutina de ser bondadoso y maldito al otro día.

Saliendo con otras mujeres y prefiriendo con más fuerza, a su nuevo amor.

Ese único amor suyo, que a mí me salvo.

El tiempo que conviví con Daniel, pude observar como siempre lamia su boca rápidamente haciendo un ademán con ella.

Y un día pude notar como en su ademán, se asomaba rápidamente una lengua parecida a la de una serpiente…

Pero lo negué, creí que me estaba volviendo totalmente loca.

Entonces decidí volver a encontrar defectos… A romper las reglas establecidas para pelear…

Y él hacía lo mismo…

De pronto el muy imbécil comenzó a contarme de su amor… Lo bueno, lo malo, lo que no me interesaba ahí estaba ese idiota quejándose de lo que él decía amar profundamente.

Ahí lo comprendí…

Yo me había enamorado….

Apendejado… Me había tragado un concepto absurdo de amor que nos vendían y lo había hecho real.

Y a ese Daniel, le forme cualidades que no le cabían, ni nunca tendría…

Mental o tangible era inmensamente imperfecto.

Le pose el ridículo concepto e ignore la basura que era.

Pero el amor no debía ser así…

Porque nada de lo que nos dicen resulta ser cierto, era otra mentira.

Y sin querer había dejado pasarle a un cretino, todo lo malo que nunca le pase a un hombre, en ese momento sentí náuseas y coraje hacia mí.

Por haber aguantado a un afeminado como Daniel.

Después caí profundamente dormida…

Desperté…

Decidí hacer maldades para que la bestia se alejara…

El hizo lo mismo, pero ya no sentía el mismo dolor que ayer.

Mi amor hacia él se había esfumado…

¿Y cómo no irse?...

Él nunca se portó bien… Los hombres piensan que la crueldad atrae y solo destruye sentimientos.

O talvez ese fue su único objetivo desde siempre…

Que me alejara…

El objetivo de los cobardes, que nunca tienen la suficiente valentía de decir las cosas sin rodeos frente a frente

Y lo logro…

La última vez que estuve junto a él, pude notar como al darle el sol, sus pupilas se contraían y se dibujaban como en una línea…

Fue ahí que lo acepte…

Volví a su casa a despedirme de él, luego de verle por completo el signo que necesitaba para alejarme….

Si sus tacones rojos…

Además de haber completado la obra, que sabía nunca le perdonaría…

Todo estaba ya hecho y en vez de llenarme de tristeza…

Me llene de felicidad y de una incontrolable liberación, que nadie podía arrancar…

Ya no le regalaría resentimiento, nada… Por qué de todas esas energías, él se alimentaba.

Me despedí del hombre, cómo era debido y termine en mi auto rumbo a mi casa en una reminiscencia patética.

Al pasar el tiempo por maldición volví a verle…

La juventud regreso a su rostro producto del perturbador concepto de amor que otra ingenua le regalaba, regresando a su típico perfil psicótico.

A su comida de manos de una mujer que gracias a dios no era yo.

Mientras yo le contaba todo lo vivido a un hombre rubio de cabello en picos con dos o tres metros de altura, parecido a un ángel.

Y resultando ser lo mismo.

FIN

Historia creación de Cecy Gutiérrez, todos los derechos reservados.

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