Como siempre perdura la ficción, percepción y un poco de violencia, si es de mente cerrada no la lea; les comparto la historia esperando les agrade, cuídense, ciao:D
La pobreza calaba mis noches, mi hambruna, mi sed de algo nuevo, lejos de esa casa de madera y cartón que dio calor en mi niñez… Lo único que mi madre y mi padre pudieron darme porque no aspiraron a nada.
A pesar de todo, ellos me daban todo, con todas mis carencias, a su hijo no le falto nada…
Recibí educación, recibí valores, recibí amor y puedo decir que aun con toda esa pobreza tenía cobijas y fuego para entibiar las noches frías, porque ellos me lo daban…
Solo que algo paso en mí, algo malo pasó en mí… Y los odie, los deteste por no darme todo eso que veía en mis amigos, en la televisión, en las casas de los vecinos…
Crecí y para mi lamento herede su desgane, su no ser bueno en nada, pero la ambición me azoto…
Algo que ellos nunca tuvieron y cambio mi vida… Yo pude tener un camino diferente porque ellos se partían el lomo para que yo su pequeño Andrés tuviera una gran educación y no fuera como ellos…
La educación la tenía y la deje…
Decidí irme por un camino fácil, me volví un malandro, un ratero…
Y le escupí a la vida mi destino, a ellos mi pobreza, a todos sus malditos bienes…
A todos les robe, lo peor es que no solo era ratero, era un canalla por qué no robaba a los ricos como un buen Robin Hood o un Zorro consiente de los problemas de mi gente.
No… Para mi ellos, todos lo que vivían en el modo en que mis padres me hicieron vivir era porque lo deseaban, porque no querían hacer nada, me sentía mártir siendo un hombre que olvido sus valores, sus enseñanzas, sus buenos días en el ayer…
Y asaltaba camiones de aquellos maquileros saliendo de su trabajo, asaltaba mujeres embarazadas y solteras, asaltaba estudiantes muertos de hambre.
A todo ser jodido que yo veía lo analizaba y lo asaltaba.
Disfrutaba hacerlo… Disfrutaba verlos lamentarse por perder su mísero dinero en unos segundos y lo hacía pensando que tal vez así ellos desearían más que vivir en su miseria, pero no cambiaban seguían con su modo de vida de pobreza extrema, trayendo mocosos al mundo como malditos conejos.
Y no les importaba si esos chicuelos pasaban hambre, si no cabían en la casa por ya ser tantos, si no estudiaba o seguían sus pasos.
No les importaba nada, ellos vivían en su burbuja de ignorancia, aceptando que los de clases altas les quitaran todo y les dictaran normas.
Yo no robaba a los ricos porque sabía me atraparían rápido, por no ser tan poderoso y robaba a los más ingenuos, a los más pobres.
Me valía madre meterme a una casa de ancianos ponerles la fusca en la cabeza, y robarles todos sus bienes… Algunos casi morían de la impresión, otros querían hacer escándalo y los golpeaba.
Odiaba tanto a mi gente con su mediocridad de no querer ser algo mejor, de hundirse en sus problemas, de fingir que todo estaba bien y que no deseaban todas esas riquezas.
De dejarse controlar por la gente más idiota, venderse en las elecciones por unas televisiones o cualquier despensita mediocre… Los odiaba porque no se cuidaban y traían mocosos a lo pendejo.
No era robar solo por necesidad, por subsistir, no, yo quería cambiarlos y si no los cambiaba, al menos hacerlos sufrir.
- De pronto en una de esas muchas tardes robando, me halle con un hombre con un porte elegante, rubio de cabello en picos siguiéndome.
- En todas partes se atravesaba a lo lejos, comencé a pensar que alguien de la misma gente jodida a la que le robaba me había denunciado, pero eso era prácticamente imposible porque en mi barrio pasa todo y nadie hacia nada.
- Mi enojo hacia mi gente creció y comencé asaltar hasta niños que sus mamis cabronas mandaban solos a la tienda, con edades de tres, cuatro o cinco años.
- Les quitaba sus centavos o sus caramelos, los apuntaba en la cabeza con mi pistola, haciéndolos llorar y correr.
Y llegaba a mi casa de clase media, lejos de mi barrio de pobreza, contaba mi dinero, los aparatos que robaba y no sentía nada…
Mis padres estarían avergonzados de mí, por suerte los asesine para que ni se quejaran… Harto de comer lo mismo, de escuchar sus lamentos de falta esto o aquello.
Totalmente drogado y enojado porque mis compañeros en la secundaria tenían más que yo, mientras ellos seguían en ese barrio miserable, con esa casa que solo tenía unas pequeñas modificaciones después de tanto tiempo.
-Me metieron al tribunal para menores cumplí mi condena y salí siendo un maestro en delincuencia, nada de esas cárceles es cierto…
-Los que estamos pudriéndonos, salimos completamente deshechos, el tribunal para menores lejos de corregir mi odio, lo enalteció… Y creció y me hice de amigos igual de torcidos que yo, para torturar a gente mediocre, llena de pobreza.
- Deje de asesinar, pero mi maldad creció y comencé hacerlo de nuevo… Los robos que cada vez eran mayores… Hicieron de mi un hombre nervioso y aún más violento, el ver siempre a ese hombre a lo lejos de cada escape me tenían impotente.
- Comencé a robar autos, con toda mi bola de amigos delincuentes… Los autos que ahorraban gasolina y que los portaba alguien que había batallado para tenerlo; ese mismo auto era el que yo robaba.
- Y si se oponían los asesinaba y dejaba su cadáver sangriento en las avenidas, en las esquinas…
- Un día caminando rumbo a mi casa, me halle con un mocoso mugriento, desnudo y sin zapatos que su madre envió por un refresco fiado… Me encolerice, perdí los estribos, lo agarraba de sus cabellos y lo puse a mi altura mientras este lloraba, saque mi pistola y se la puse en la boca.
Le pedí su dinero, pero no me daba nada… ¡Yo sabía que no tenía!... Solo que no entendía cómo podía vivir así, caminar así y no sentir dolor… Como es que sonreía y jugaba con toda esa miseria sobre su familia, sobre el mismo, con toda su desnudez y su madre desobligada, con toda esa nariz mocosa y esos padres desinteresados.
- ¡Lo salvaría de la puta vida!… Justo cuando jalaría el gatillo… El hombre rubio de cabello en picos que siempre me le escapaba o veía a lo lejos observándome, se me puso enfrente.
- Quede sorprendido, pensé nuevamente iría a la cárcel, otra vez.
- Deje la pistola y corrí como un demonio.
- Cansado llegue a un callejón creí perderlo, jadeando tomaba aire y ahí nuevamente apareció y me agarro del cuello, comenzó a estrangularme.
- No paraba de mírame con sus ojos azul –rojizo mientras me dejaba sin aire… Luego atolondrado me soltó y me dijo…. Sabes Andrés, yo no sé en qué me equivoque con ustedes, en serio lo analizo y lo analizo, pero mi grandeza no termina de comprenderlo.
Luego pienso pequeño como ustedes y ahí está la respuesta: Mi problema fue no aniquilarlos en su momento, mi problema fue dejarlos tanto tiempo con vida cuando yo sabía eran una invención de este creador loco, de ese científico totalmente fallida.
Lo que no entiendo es por qué tanto odio de tu parte, crees que le escupiste a tu destino y solo te escupiste a ti mismo…
Pudieras tener todo eso que tienes y no es nada con todo lo que tus padres te brindaban… Tenías todo aunque no fuera ostentoso, pero el niñito creía merecer todo eso que la tele y otros humanos idiotas le decía que debía tener…
Sabes me gustabas cuando no asesinabas y me hubiera encantado que todo eso por lo que sé que cometes tus robos y tus crímenes se lo dijeras a cada uno en una clase, en una conferencia, en un libro pero tu hallabas justicia en tu maldad… En aplicarla, en el fondo hombrecito lo que te duele tanto no es tu gente, ni su miseria, si no tu pobreza mental, tu pobreza sentimental, tu envidia de no poderte sentir a gusto a un teniendo lo que tienes.
- ¡Mi gente no va cambiar y tú lo sabes!... ¿Entonces para que los robas?… Para que la violencia y esos nervios, ese miedo de vivir siempre temeroso por que en cualquier momento una bestia te hará pagar por tus pecados.
Y si querías adrenalina cobarde, porque no les robaste a los ricos, a los poderosos, esos que hunden a tu gente y bien tú lo sabes.
- No era muy arriesgado para ti, mejor lamentarme por la escoria ajena y no ver la propia, mejor torturar al niño que tiene hambre y no tiene la culpa de lo que hagan sus padres.
- Mejor culpar a mis padres, callarles la boca por no ser todo lo que sacrificaron… Mejor idolatrar concreto, piedras brillosas y mil banalidades.
¡Andrés!... A ti no te importa lo que yo te estoy diciendo, porque no sientes…
¡Algo malo está pasando!, por que mi creación ha dejado de sentir y créeme esta vez no soy yo el que la ha dañado.
El hombre me levanta del suelo, jala mi camisa… ¿Sabes cuál es tu destino ahora?, justo eso que estabas haciendo tan bien hasta que yo te pare…
-Ahora Andrés, quiero que me digas, ¿quién te mando a cometer todos estos crímenes?…
-¿Por qué no valoraste el calor y el amor que recibiste en tu familia, en tu casa?
- ¿Por qué deseabas tanto ser un hombre, un niño lleno de caprichos vacíos?...
- Alguien los está manipulando, juegan con ustedes como si fueran ratones, es una guerra de poderes, de esos mismos niños a los que siempre les cumplieron todos sus caprichos.
- Basta, tu no me entiendes y si lo entiendes no te importo… Es hora de que mueras a mano de tu misma pistola esa que ha acumulado dinero sucio, esa que le ha quitado al más inocente, al más carente de dinero todo por tu cobardía de no gritarle a tu gente el robo de los de arriba, o simplemente tú con toda tus artimañas robarles a los ambiciosos y poderosos.
- Nadie se atreve y por eso siguen en ese estado… Es lo mismo, el dinero existe pero el valor se lo han dado ustedes y han hecho lo imposible, lo más deplorable con tal de tenerlo, y no entienden que no hay nada, que el valor lo han puesto ustedes… “Es tan difícil de entender”.
Han servido a un sistema invisible, se han muerto de hambre porque quieren, han sido pisoteados por gente vacía, estúpida creyendo que ellos tienen un gran poder, el capital… Vamos hombres que si ustedes quisieran eso no existiría… Dinero, dinero y dinero…
El sexto poder invisible e inservible, que el hombre ha alimentado por su ignorancia, por su comodidad, por darle sentido a sus vidas y se la complican más, cuando puede ser fácil…
Al diablo… El diablo es el dinero… Ahora contesta mi pregunta… ¿Quién te ha obligado hacer todo lo malo que has hecho humano?
- Contesto tartamudeando es el dinero, es el vacío, es un demonio…
- ¡No, eres tú!…
- El hombre se convierte en un hombre lobo y con sus garras arranca mi rostro, destroza mi cuerpo…
- Luego aúlla a la luna, mientras yo siento todo el dolor y lo escucho, mi palpitar ya no existe estoy muerto…
¿POBREZA?
A pesar de todo, ellos me daban todo, con todas mis carencias, a su hijo no le falto nada…
Recibí educación, recibí valores, recibí amor y puedo decir que aun con toda esa pobreza tenía cobijas y fuego para entibiar las noches frías, porque ellos me lo daban…
Solo que algo paso en mí, algo malo pasó en mí… Y los odie, los deteste por no darme todo eso que veía en mis amigos, en la televisión, en las casas de los vecinos…
Crecí y para mi lamento herede su desgane, su no ser bueno en nada, pero la ambición me azoto…
Algo que ellos nunca tuvieron y cambio mi vida… Yo pude tener un camino diferente porque ellos se partían el lomo para que yo su pequeño Andrés tuviera una gran educación y no fuera como ellos…
La educación la tenía y la deje…
Decidí irme por un camino fácil, me volví un malandro, un ratero…
Y le escupí a la vida mi destino, a ellos mi pobreza, a todos sus malditos bienes…
A todos les robe, lo peor es que no solo era ratero, era un canalla por qué no robaba a los ricos como un buen Robin Hood o un Zorro consiente de los problemas de mi gente.
No… Para mi ellos, todos lo que vivían en el modo en que mis padres me hicieron vivir era porque lo deseaban, porque no querían hacer nada, me sentía mártir siendo un hombre que olvido sus valores, sus enseñanzas, sus buenos días en el ayer…
Y asaltaba camiones de aquellos maquileros saliendo de su trabajo, asaltaba mujeres embarazadas y solteras, asaltaba estudiantes muertos de hambre.
A todo ser jodido que yo veía lo analizaba y lo asaltaba.
Disfrutaba hacerlo… Disfrutaba verlos lamentarse por perder su mísero dinero en unos segundos y lo hacía pensando que tal vez así ellos desearían más que vivir en su miseria, pero no cambiaban seguían con su modo de vida de pobreza extrema, trayendo mocosos al mundo como malditos conejos.
Y no les importaba si esos chicuelos pasaban hambre, si no cabían en la casa por ya ser tantos, si no estudiaba o seguían sus pasos.
No les importaba nada, ellos vivían en su burbuja de ignorancia, aceptando que los de clases altas les quitaran todo y les dictaran normas.
Yo no robaba a los ricos porque sabía me atraparían rápido, por no ser tan poderoso y robaba a los más ingenuos, a los más pobres.
Me valía madre meterme a una casa de ancianos ponerles la fusca en la cabeza, y robarles todos sus bienes… Algunos casi morían de la impresión, otros querían hacer escándalo y los golpeaba.
Odiaba tanto a mi gente con su mediocridad de no querer ser algo mejor, de hundirse en sus problemas, de fingir que todo estaba bien y que no deseaban todas esas riquezas.
De dejarse controlar por la gente más idiota, venderse en las elecciones por unas televisiones o cualquier despensita mediocre… Los odiaba porque no se cuidaban y traían mocosos a lo pendejo.
No era robar solo por necesidad, por subsistir, no, yo quería cambiarlos y si no los cambiaba, al menos hacerlos sufrir.
- De pronto en una de esas muchas tardes robando, me halle con un hombre con un porte elegante, rubio de cabello en picos siguiéndome.
- En todas partes se atravesaba a lo lejos, comencé a pensar que alguien de la misma gente jodida a la que le robaba me había denunciado, pero eso era prácticamente imposible porque en mi barrio pasa todo y nadie hacia nada.
- Mi enojo hacia mi gente creció y comencé asaltar hasta niños que sus mamis cabronas mandaban solos a la tienda, con edades de tres, cuatro o cinco años.
- Les quitaba sus centavos o sus caramelos, los apuntaba en la cabeza con mi pistola, haciéndolos llorar y correr.
Y llegaba a mi casa de clase media, lejos de mi barrio de pobreza, contaba mi dinero, los aparatos que robaba y no sentía nada…
Mis padres estarían avergonzados de mí, por suerte los asesine para que ni se quejaran… Harto de comer lo mismo, de escuchar sus lamentos de falta esto o aquello.
Totalmente drogado y enojado porque mis compañeros en la secundaria tenían más que yo, mientras ellos seguían en ese barrio miserable, con esa casa que solo tenía unas pequeñas modificaciones después de tanto tiempo.
-Me metieron al tribunal para menores cumplí mi condena y salí siendo un maestro en delincuencia, nada de esas cárceles es cierto…
-Los que estamos pudriéndonos, salimos completamente deshechos, el tribunal para menores lejos de corregir mi odio, lo enalteció… Y creció y me hice de amigos igual de torcidos que yo, para torturar a gente mediocre, llena de pobreza.
- Deje de asesinar, pero mi maldad creció y comencé hacerlo de nuevo… Los robos que cada vez eran mayores… Hicieron de mi un hombre nervioso y aún más violento, el ver siempre a ese hombre a lo lejos de cada escape me tenían impotente.
- Comencé a robar autos, con toda mi bola de amigos delincuentes… Los autos que ahorraban gasolina y que los portaba alguien que había batallado para tenerlo; ese mismo auto era el que yo robaba.
- Y si se oponían los asesinaba y dejaba su cadáver sangriento en las avenidas, en las esquinas…
- Un día caminando rumbo a mi casa, me halle con un mocoso mugriento, desnudo y sin zapatos que su madre envió por un refresco fiado… Me encolerice, perdí los estribos, lo agarraba de sus cabellos y lo puse a mi altura mientras este lloraba, saque mi pistola y se la puse en la boca.
Le pedí su dinero, pero no me daba nada… ¡Yo sabía que no tenía!... Solo que no entendía cómo podía vivir así, caminar así y no sentir dolor… Como es que sonreía y jugaba con toda esa miseria sobre su familia, sobre el mismo, con toda su desnudez y su madre desobligada, con toda esa nariz mocosa y esos padres desinteresados.
- ¡Lo salvaría de la puta vida!… Justo cuando jalaría el gatillo… El hombre rubio de cabello en picos que siempre me le escapaba o veía a lo lejos observándome, se me puso enfrente.
- Quede sorprendido, pensé nuevamente iría a la cárcel, otra vez.
- Deje la pistola y corrí como un demonio.
- Cansado llegue a un callejón creí perderlo, jadeando tomaba aire y ahí nuevamente apareció y me agarro del cuello, comenzó a estrangularme.
- No paraba de mírame con sus ojos azul –rojizo mientras me dejaba sin aire… Luego atolondrado me soltó y me dijo…. Sabes Andrés, yo no sé en qué me equivoque con ustedes, en serio lo analizo y lo analizo, pero mi grandeza no termina de comprenderlo.
Luego pienso pequeño como ustedes y ahí está la respuesta: Mi problema fue no aniquilarlos en su momento, mi problema fue dejarlos tanto tiempo con vida cuando yo sabía eran una invención de este creador loco, de ese científico totalmente fallida.
Lo que no entiendo es por qué tanto odio de tu parte, crees que le escupiste a tu destino y solo te escupiste a ti mismo…
Pudieras tener todo eso que tienes y no es nada con todo lo que tus padres te brindaban… Tenías todo aunque no fuera ostentoso, pero el niñito creía merecer todo eso que la tele y otros humanos idiotas le decía que debía tener…
Sabes me gustabas cuando no asesinabas y me hubiera encantado que todo eso por lo que sé que cometes tus robos y tus crímenes se lo dijeras a cada uno en una clase, en una conferencia, en un libro pero tu hallabas justicia en tu maldad… En aplicarla, en el fondo hombrecito lo que te duele tanto no es tu gente, ni su miseria, si no tu pobreza mental, tu pobreza sentimental, tu envidia de no poderte sentir a gusto a un teniendo lo que tienes.
- ¡Mi gente no va cambiar y tú lo sabes!... ¿Entonces para que los robas?… Para que la violencia y esos nervios, ese miedo de vivir siempre temeroso por que en cualquier momento una bestia te hará pagar por tus pecados.
Y si querías adrenalina cobarde, porque no les robaste a los ricos, a los poderosos, esos que hunden a tu gente y bien tú lo sabes.
- No era muy arriesgado para ti, mejor lamentarme por la escoria ajena y no ver la propia, mejor torturar al niño que tiene hambre y no tiene la culpa de lo que hagan sus padres.
- Mejor culpar a mis padres, callarles la boca por no ser todo lo que sacrificaron… Mejor idolatrar concreto, piedras brillosas y mil banalidades.
¡Andrés!... A ti no te importa lo que yo te estoy diciendo, porque no sientes…
¡Algo malo está pasando!, por que mi creación ha dejado de sentir y créeme esta vez no soy yo el que la ha dañado.
El hombre me levanta del suelo, jala mi camisa… ¿Sabes cuál es tu destino ahora?, justo eso que estabas haciendo tan bien hasta que yo te pare…
-Ahora Andrés, quiero que me digas, ¿quién te mando a cometer todos estos crímenes?…
-¿Por qué no valoraste el calor y el amor que recibiste en tu familia, en tu casa?
- ¿Por qué deseabas tanto ser un hombre, un niño lleno de caprichos vacíos?...
- Alguien los está manipulando, juegan con ustedes como si fueran ratones, es una guerra de poderes, de esos mismos niños a los que siempre les cumplieron todos sus caprichos.
- Basta, tu no me entiendes y si lo entiendes no te importo… Es hora de que mueras a mano de tu misma pistola esa que ha acumulado dinero sucio, esa que le ha quitado al más inocente, al más carente de dinero todo por tu cobardía de no gritarle a tu gente el robo de los de arriba, o simplemente tú con toda tus artimañas robarles a los ambiciosos y poderosos.
- Nadie se atreve y por eso siguen en ese estado… Es lo mismo, el dinero existe pero el valor se lo han dado ustedes y han hecho lo imposible, lo más deplorable con tal de tenerlo, y no entienden que no hay nada, que el valor lo han puesto ustedes… “Es tan difícil de entender”.
Han servido a un sistema invisible, se han muerto de hambre porque quieren, han sido pisoteados por gente vacía, estúpida creyendo que ellos tienen un gran poder, el capital… Vamos hombres que si ustedes quisieran eso no existiría… Dinero, dinero y dinero…
El sexto poder invisible e inservible, que el hombre ha alimentado por su ignorancia, por su comodidad, por darle sentido a sus vidas y se la complican más, cuando puede ser fácil…
Al diablo… El diablo es el dinero… Ahora contesta mi pregunta… ¿Quién te ha obligado hacer todo lo malo que has hecho humano?
- Contesto tartamudeando es el dinero, es el vacío, es un demonio…
- ¡No, eres tú!…
- El hombre se convierte en un hombre lobo y con sus garras arranca mi rostro, destroza mi cuerpo…
- Luego aúlla a la luna, mientras yo siento todo el dolor y lo escucho, mi palpitar ya no existe estoy muerto…
- Veo a mi alma hundirse en un infierno purpura, en una silla se encuentra aquel lobo, huesos de humanos, serpientes muertas debajo de su silla.
- Almas en pena, viviendo sus vidas una, otra y otra vez…
- El hombre lobo tiene unas alas de ángel…
- Yo quiero creer que todo es un sueño, una mentira pero no lo es…
- Mi alma grita de dolor y comprende por fin el esfuerzo de mis padres, su calor que extraño tanto y ya no está… Lo único que me amaba y yo asesine, toda esa gente que hice sufrir por mi odio, ese odio que se resumía en odio a mí mismo, nadie me enveneno fui yo…
- Andrés ese hombre que solo juzgo, que solo deseo y que no hizo nada para resolverlo, que hacer sufrir a personas en mi misma situación…
- De pronto el hombre lobo me mira y me dice…
- Sabes Andrés he pasado tanto tiempo solo, tu gente me ha hecho ver como un cretino, como un maldito y han hecho crímenes más atroces que los tuyos en mi nombre… Me han separado en bien y en mal, pero yo soy solo uno…
- Lo bueno es que me he enamorado y ya no me importa tanto, aquí siempre llegan todas las bestias humanas a pagar las consecuencias de sus actos… Lo veo fumarse un cigarro, y continúa hablándome.
- Bien sabes Andrés que yo no te asesine, fue la gente de tu barrio, la que se hartó de que les robaras y te quemaron vivo…
Lose ya no lo recuerdas, calme tu pesar con mi discurso para que no lo sintieras, todos te odiaron por torturar a ese niño que no tenía la culpa… Lo bueno que ahora entiendes que hasta con la gente que robas, maltratas y dañas también existe un límite, luego se suelta riendo en un aullido burlesco…
- Le pregunto que si volveré a la vida, en otro cuerpo, si me dará otra oportunidad…
- Deja de reírse y me mira ahora convertido en su forma humana pero con sus ojos rojos y me dice: “Ya se acabaron las oportunidades, por eso he vuelto”.
- El juego está por terminar… Unos cuantos caerán y los veré perecer bajo mis pies, esos que han de lavar con su sangre…
- Grito en pena… Tú eres un demonio… Eres un hombre cruel, solo juegas con nosotros… Nos creaste para jugar con nosotros, eres un maldito.
- Abre los ojos haciéndose el sorprendido y ríe… Me responde que no caerá en mis quejas.
- Les he brindado tanto amor que ya no lo merecen… Es tiempo de que otras especies crezcan sin que ustedes las exterminen, ¿no lo crees?
- Pero tú tuerces nuestro destino, jugaste con nosotros para que cometiéramos todos estos males.
-¿Yo hice eso, porque nunca me entere?… Yo te di un cerebro, tus padres educación y valores… El camino lo elegiste tú… Lo turbio también, no me culpes humano de lo que tú hiciste…
-Luego bosteza y se va en una compuerta a otra dimensión con quien fuera su amor y todos odiamos…
Tira su cigarro, todos sus cigarros de oxigeno inventados según dicen otras almas en otros mundos.… Y felizmente nos comenta que los ha dejado… Que ella se lo pidió harta de tanto humo y el no tuvo más remedio que hacerle caso, se carcajea y desaparece.
Tomo un cigarrillo de los que aventó y miro su marca… Escrito esta su nombre: “EL”
- Comprendo que si todo eso que él me hizo ver, la gente lo aplicara, el dinero no existiría, ni las maldades hechas a su nombre, pero es tarde… Estoy muerto, sentenciado a sufrir mis penas, mis deslices, mis errores… Y a escuchar a un ángel, demonio o dios aniquilarme, mientras aspiro sus cigarrillos tan adictivos.
- Almas en pena, viviendo sus vidas una, otra y otra vez…
- El hombre lobo tiene unas alas de ángel…
- Yo quiero creer que todo es un sueño, una mentira pero no lo es…
- Mi alma grita de dolor y comprende por fin el esfuerzo de mis padres, su calor que extraño tanto y ya no está… Lo único que me amaba y yo asesine, toda esa gente que hice sufrir por mi odio, ese odio que se resumía en odio a mí mismo, nadie me enveneno fui yo…
- Andrés ese hombre que solo juzgo, que solo deseo y que no hizo nada para resolverlo, que hacer sufrir a personas en mi misma situación…
- De pronto el hombre lobo me mira y me dice…
- Sabes Andrés he pasado tanto tiempo solo, tu gente me ha hecho ver como un cretino, como un maldito y han hecho crímenes más atroces que los tuyos en mi nombre… Me han separado en bien y en mal, pero yo soy solo uno…
- Lo bueno es que me he enamorado y ya no me importa tanto, aquí siempre llegan todas las bestias humanas a pagar las consecuencias de sus actos… Lo veo fumarse un cigarro, y continúa hablándome.
- Bien sabes Andrés que yo no te asesine, fue la gente de tu barrio, la que se hartó de que les robaras y te quemaron vivo…
Lose ya no lo recuerdas, calme tu pesar con mi discurso para que no lo sintieras, todos te odiaron por torturar a ese niño que no tenía la culpa… Lo bueno que ahora entiendes que hasta con la gente que robas, maltratas y dañas también existe un límite, luego se suelta riendo en un aullido burlesco…
- Le pregunto que si volveré a la vida, en otro cuerpo, si me dará otra oportunidad…
- Deja de reírse y me mira ahora convertido en su forma humana pero con sus ojos rojos y me dice: “Ya se acabaron las oportunidades, por eso he vuelto”.
- El juego está por terminar… Unos cuantos caerán y los veré perecer bajo mis pies, esos que han de lavar con su sangre…
- Grito en pena… Tú eres un demonio… Eres un hombre cruel, solo juegas con nosotros… Nos creaste para jugar con nosotros, eres un maldito.
- Abre los ojos haciéndose el sorprendido y ríe… Me responde que no caerá en mis quejas.
- Les he brindado tanto amor que ya no lo merecen… Es tiempo de que otras especies crezcan sin que ustedes las exterminen, ¿no lo crees?
- Pero tú tuerces nuestro destino, jugaste con nosotros para que cometiéramos todos estos males.
-¿Yo hice eso, porque nunca me entere?… Yo te di un cerebro, tus padres educación y valores… El camino lo elegiste tú… Lo turbio también, no me culpes humano de lo que tú hiciste…
-Luego bosteza y se va en una compuerta a otra dimensión con quien fuera su amor y todos odiamos…
Tira su cigarro, todos sus cigarros de oxigeno inventados según dicen otras almas en otros mundos.… Y felizmente nos comenta que los ha dejado… Que ella se lo pidió harta de tanto humo y el no tuvo más remedio que hacerle caso, se carcajea y desaparece.
Tomo un cigarrillo de los que aventó y miro su marca… Escrito esta su nombre: “EL”
- Comprendo que si todo eso que él me hizo ver, la gente lo aplicara, el dinero no existiría, ni las maldades hechas a su nombre, pero es tarde… Estoy muerto, sentenciado a sufrir mis penas, mis deslices, mis errores… Y a escuchar a un ángel, demonio o dios aniquilarme, mientras aspiro sus cigarrillos tan adictivos.
FIN
Posdata: Si desean leer
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Historia de creación de Cecy Gutiérrez, todos los derechos reservados.
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